jueves, 26 de marzo de 2015

Grabados en vía crucis, de Ana Ontiyuelo

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Montserrat González

Uno de los grabados de Ana Ontiyuelo que se exponen en Espacio Joven | Fotografía: Pablo de la Peña

26 de marzo de 2015

En estos últimos días cuaresmales, momentos antes de la semana más importante para el cristiano, propongo enriquecer nuestras vivencias espirituales contemplando una serie de representaciones de la Pasión de Jesús a través de la narración que de estos hechos nos ofrece la artista peñarandina Ana Ontiyuelo

En la sala de exposiciones Espacio Joven y dentro de los actos que conmemoran el XXV aniversario de la Tertulia Cofrade Pasión, la joven creadora revive en quince grabados los últimos momentos terriblemente trágicos y dolorosos de la vida de Jesucristo. Como si de una peregrinación se tratara, resumida en el espacio y en el tiempo, los espectadores pueden recorrer los escenarios pasionales asistiendo a la agonía y sufrimiento de Jesús, al silencio sobrecogedor de sus últimas horas. 

A la manera de los grandes maestros del siglo XVII, Ana no duda en elegir la siempre difícil técnica del grabado para plasmar las quince estaciones del vía crucis consiguiendo estampas de gran calidad. Con un trazo limpio y certero sus imágenes nos permiten apreciar la grandeza del arte de la grabación. Utiliza el punzón sobre modernas matrices de PVC, marcando con punta seca sólo lo justo, como las líneas que configuran el bello rostro de Jesús, o empleando una diversidad de puntas para conseguir incisiones de distinta profundidad que nos ofrecen elegantes juegos de luces y sombras. Zonas de luz, como las que iluminan a las mujeres de Jerusalén, aquellas que lo seguían habitualmente y no quisieron abandonarlo en sus peores momentos por haber encontrado en Él una nueva manera de ver las cosas. Oscuridad en los fondos arquitectónicos que fingen los escenarios de Pasión, como en esa Tercera Caída donde el fondo se ennegrece casi completamente dejando una breve luz para atisbar el Gólgota y sus tres cruces.

Estas quince imágenes de 60x90 cm expresan las emociones de sus principales protagonistas de manera incisiva y conmovedora, basta observar la solidaridad y cercanía que manifiesta el Cirineo, o la piedad con la que la Verónica sujeta el sagrado lienzo. O el dolor de ese Cristo hecho ya madero al dirigirse a las mujeres que le acompañan, dolor intensificado por los polvos de carborundo espolvoreados en las vetas de punta seca, que anclados a la plancha imprimen el desconsuelo de los testigos de su agonía. 

Ana Ontiyuelo utiliza tintas negras, que al limpiar la plancha con tarlatana permite dejar superficies limpias que intensifican el dibujo definiendo las formas. En otras zonas, las sombras se acentúan por la maraña de pequeñas manchas  negras conseguidas con el corborundo enfatizando el dolor y la pena. 

La muestra se completa con un mural de cinco grabados en los que la artista, modificando el gramaje del carburo de silicio consigue unas tonalidades llenas de fuerza y energía. Trazos abstractos de grises y negros profundos ponen de manifiesto la búsqueda y experimentación en el campo del grabado de una artista valiente, apasionada cuya mirada va más allá de representar la mera apariencia de las cosas.  Sus escenas nos interpelan enseñándonos mucho de nosotros mismos,  de nuestras emociones, de nuestras propias cruces y de nuestra necesidad de Dios.


1 comentarios:

  1. Muy bueno el artículo, Monste. Casi estaba viendo los grabados mientras lo leía. Está muy bien que se dé a conocer a artistas de la zona, que no todo lo bueno está fuera. Por cierto, soy Tamara.

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