jueves, 3 de diciembre de 2015

Misericordia, Señor, misericordia

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Pedro Martín

El Cristo Yacente de la Misericordia, antes de su última restauración, en la Catedral Nueva | Fotografía: Alfonso Barco

03 de diciembre de 2015

El próximo día 8 comenzará oficialmente el Año Santo de la Misericordia, que se extenderá hasta el 20 de noviembre de 2016, festividad de Cristo Rey. El Papa Francisco nos invita a vivir un año lleno de misericordia, la que recibimos y la que debemos dar a nuestros semejantes. En nuestra diócesis, como en otras iglesias particulares, se abrirá solemnemente la Puerta del Perdón de la Catedral el domingo 13 a las 17.00 horas, tras una breve procesión desde la Clerecía.

Dar y recibir misericordia, obras que han estado presentes desde el principio mismo de las cofradías, que son en sí mismas instrumentos del amor misericordioso de Dios y, desde la religiosidad popular, evangelizadoras en primera persona. ¿Qué podemos hacer en  nuestra Iglesia particular las cofradías en el Año de la Misericordia? En primer lugar, estar atentos a las necesidades de los demás para ejercer las obras de misericordia, invitar a los hermanos a vivirlo de forma plena y ganar el Jubileo del Año Santo de forma individual y colectiva. Propongo, además, tres iniciativas de las muchas que se pueden hacer.

Qué bonito sería que todas las cofradías, y digo todas, pudieran entrar por la Puerta Santa de la Catedral para que los hermanos, procesionando, ganaran el jubileo. Piénsese por parte de las directivas de qué forma se podría hacer esto, pues no podría haber mayor sentido este año para entrar y hacer estación de penitencia en la Catedral que ganar el Jubileo. Ahora que nos han hurtado para la Semana Santa la Puerta de Ramos, hagamos nuestra la del Perdón, aunque sea solo por este año.

Las cofradías no deberíamos dejar pasar esta oportunidad de hacernos presentes en la celebración de este Año Santo, como nos pasó con el Año de la Fe. Y no se trata de hacer un acto más o menos atractivo o singular, que también, sino de conseguir que aquello que se haga sirva para mejorar aquello que ya tenemos más o menos establecido y le demos una dimensión evangelizadora y con verdadero sentido misionero. Me estoy refiriendo en concreto al vía crucis de la Junta de Cofradías, que no acaba de encontrar su sitio ni su formato adecuado. Quizá el Año de la Misericordia nos pueda servir para repensarlo y darle el impulso definitivo que lo consolide. Estamos a tiempo de trabajar sobre ello.

Y por último, nos habla el Papa Francisco en su carta Misericordiae Vultus de peregrinar, como signo peculiar del Año Santo, cada uno según sus posibilidades. La misericordia es una meta por alcanzar y la peregrinación debe ser un estímulo para la conversión. Desde la Coordinadora de Cofradías se tiene previsto organizar una peregrinación conjunta de todas las cofradías diocesanas a la Catedral en tiempo de Pascua. Que nuestra presencia sea cada vez más fuerte en nuestra Iglesia.


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