jueves, 2 de junio de 2016

Efemérides para unirnos a todos

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Pedro Martín

Anagrama de la Junta Permanente de Semana Santa de Salamanca

02 de junio de 2016

Como la vida del cofrade vive y se nutre de fechas que vienen año tras año a trastocar nuestra vida, en especial en la Cuaresma y la Semana Santa, variable como sabemos en el calendario pero permanentemente repetitiva de Domingo de Ramos a Domingo de Resurrección, tenemos la necesidad de buscar otras fechas "distintas" a las que machaconamente se repiten con esa cadencia más o menos anual que coincide con la luna de nisán allá por el inicio de la primavera.

Nos es muy grato celebrar aniversarios y esto es muy loable, pues no se debe ni puede olvidar la historia, a los que nos precedieron en fe y devoción, y cómo todo esto va marcando nuestra forma de ser y de hacer en esto de la Semana de Pasión, evidentemente con mesura y sentido, que si por alguno fuera celebraría hasta el aniversario del bordado de las faldillas del paso.

También hemos tenido y tenemos actualmente años de gracia convocados por el Santo Padre, el de la Misericordia que concluirá en la festividad de Cristo Rey allá por el 20 de noviembre y el Año de la Fe que celebramos en 2013. Y es que todas estas celebraciones especiales pueden marcar de modo positivo la vida de las hermandades si sabemos buscarle el sentido pastoral que deben tener.

El próximo Domingo de Ramos 9 de abril de 2017 se cumplen, si Dios quiere, 75 años de la fundación de la Junta Permanente de Semana Santa de Salamanca, una fecha más que redonda, ya que coincide también con la nueva etapa que se abre con los nuevos estatutos y con la elección del presidente el día en que se publica este artículo. Y me atrevo a aventurar que, a buen seguro, tiene un programa de actos para el aniversario acorde con la importancia de dicha celebración.

Pero dado que de procesiones vive el cofrade, y en los aniversarios no podemos vivir sin una salida extraordinaria, me pregunto qué podríamos hacer para celebrar todos juntos esta singular fecha. Y claro, una salida extraordinaria de la Junta de Semana Santa de Salamanca en su 75 aniversario no puede ser algo menor y debe aunar a todas las cofradías, hermandades y congregaciones que la forman. ¿Cabría la posibilidad de organizar una procesión magna en nuestra ciudad? Sé que en algún momento se planteó tal posibilidad, o al menos se pensó y habló de ello en los mentideros cofrades, y si se busca un momento adecuado puede ser este. Es algo que no se puede hacer todos los años, probablemente ni siquiera de forma periódica con más o menos frecuencia, pero de forma extraordinaria, ¿por qué no?

Claro que tendría que ser algo muy estudiado y cuidado, con un recorrido común relativamente pequeño, imágenes con cortejos limitados para no hacerlo interminable y con música estratégicamente repartida o sin ella. Además, habría que decidir el día, con el compromiso y generosidad de todos. Algunos tendrían que repetir salida y otros adaptar la suya propia para acoger esta manifestación de fe extraordinaria. Complicado seguro, imposible no y a buen seguro que sería algo único en nuestra ciudad.

Me atrevo a ir más allá, al horizonte del año 2018, a la vuelta de la esquina, en que celebraremos el octavo centenario de nuestra Universidad, que tiene que ver mucho con la Iglesia aunque la institución civil quiera vivir de espaldas a ello. Pero no me quiero referir a este centenario sino a otro que se produjo 400 años después. El 6 de mayo de 1618, el Concejo de Salamanca representando al pueblo emite el Voto Inmaculista ante su patrona, la Virgen de la Vega en su iglesia junto al Tormes, adelantándose a la Universidad y al Cabildo; y qué bonito sería celebrar en ese año una procesión extraordinaria mariana con las imágenes de más devoción de la ciudad entre las que se encuentran algunas de las nuestras y coronar canónicamente a nuestra patrona, que hablando de coronaciones, y ese es otro tema, sin duda debería de ser la primera.

Pues ya están puestas negro sobre blanco a través de esta tribuna de opinión dos propuestas que no son mías en absoluto, sino que pertenecen al mundo cofrade y que yo he querido formalizar de alguna manera en estas líneas. A algunos les parecerá descabellado, a otros ilusionante, pero lo que tengo claro es que no podemos dejar pasar las oportunidades que se nos presentan. El Año de la Fe para las cofradías pasó sin pena ni gloria y otro tanto está pasando con el de la Misericordia. Debemos aprovechar estas ocasiones para caminar todos juntos y, aunque sea en torno a una procesión, que es lo que nos gusta, conseguir que esta sea el colofón a un trabajo bien hecho y bien pensado que puede dar interesantes frutos si se profundiza en su verdadero sentido. Si solo va a ser una procesión más, yo me lo pensaría.


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