sábado, 12 de octubre de 2019

De interés turístico

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Pedro Martín

Cofrades de la Vera Cruz aguardan el inicio de la Procesión del Santo Entierro | Foto: Pablo de la Peña

11 de octubre de 2019

Esta pasada semana recibí con alegría la noticia de la apertura de la Capilla de la Vera Cruz, en el Campo de San Francisco, origen de nuestra Semana Santa y sede de la más de cinco veces centenaria cofradía decana de la ciudad. Alegría por la apertura de un templo que lleva cerrado de forma casi permanente desde hace más de año y medio con la marcha de las Esclavas del Santísimo Sacramento en enero de 2018 y que trae a mi cabeza recuerdos de ratos de oración en presencia del Señor Sacramentado, visitas puntuales a saludar cuando pasaba por la puerta, pues casi siempre estaba abierta, o tardes de viernes santo en el comienzo de la "General del Santo Entierro". Tan sólo ha estado abierta en este tiempo y de forma puntual, en los primeros domingos de mes, para la eucaristía de la cofradía o durante los cultos de cuaresma y semana santa se ha podido encontrar abierta.

Ahora parece que esa efímera apertura se extenderá a los fines de semana, lo cual debería ser motivo de alegría ‒como indico al principio de mi artículo‒ si no fuera porque el objeto de esta apertura no se corresponde a uno de los fines primordiales de toda asociación pública de fieles, que no es otro que el cultual, y parece, si no estoy equivocado, que la apertura de la capilla responde a un mero interés turístico-cultural, pues así se ha vendido por parte de la cofradía y el ayuntamiento, con quién parece se ha firmado un convenio.

Bien está que una joya arquitectónica y patrimonial de nuestra ciudad esté a disposición de cuantos nos visitan y también de los salmantinos, pero no sé si el objeto de una cofradía es convertirse en un mero interés turístico, seguramente no.

Me inquieta sobremanera que estando abierta la capilla en los fines de semana no se celebre al menos una Eucaristía dominical y no se pueda rezar con tranquilidad. Desconozco si va a estar presente el Santísimo en el sagrario, manteniendo una cierta "normalidad de culto", o si este va a ser "excepcional", como lo ha venido siendo durante este año y medio.

Triste sería que nuestra cofradía decana optara definitivamente por ser "de interés turístico", al amparo de nuestro ayuntamiento, cuando se debe a sus hermanos, a sus fieles y a su obispo. Por cierto, ¿qué opina de esto nuestro obispo? ¿lo sabe? ¿lo aprueba? Y, teniendo en cuenta que una apertura de este tipo tiene mucho que ver con lo patrimonial, ¿está enterado el Servicio de Patrimonio de la diócesis? ¿Ha dado su visto bueno o ha supervisado el convenio con el ayuntamiento? En las normas diocesanas recientemente aprobadas, algo pone de esto.

Es cierto que con el tiempo, y más pronto que tarde, nos veremos obligados a cerrar algunos de nuestros templos, al menos de forma parcial. En no pocas ocasiones esto afectará a cofradías (ya está ocurriendo, de hecho) y nos veremos obligados a ser los responsables de mantener los templos abiertos, pero siempre con el fin primigenio del culto. Pero parece que vamos hacia la conversión de los templos en museos, o a integrarlos en las rutas turísticas de una ciudad convertida en un gran parque temático, sin alma.

Compatibilizar culto y cultura no es una opción, debe ser una obligación, sin desviarse lo más mínimo de los fines fundacionales reflejados en los estatutos, donde siempre figura el culto y no el interés turístico.


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