viernes, 14 de mayo de 2021

Caifás

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 P. P. Mateos

Jesús y Caifás, fotograma de la Pasión de Cristo, dirigida por Mel Gibson
14-05-2021

En la época de la comunicación y del diálogo hemos de darnos cuenta de que cuando escuchamos al otro integramos los contenidos que nos entrega, incluso los más íntimos, en nuestra propia historia. Ahí comienzan los juicios porque no hemos vivido la historia de nuestro interlocutor, y nuestra historia no es, desde luego, la de quien nos habla. Un claro ejemplo de esto es Caifás. Nos acercaremos a él desde dos puntos de vista.

1. Desde un punto de vista religioso

El sumo sacerdote interrogó a Jesús preguntándole si era el Mesías, el Hijo del Dios Vivo. Ante la respuesta afirmativa de Jesús rasga sus vestidos para mostrar su dolor por la blasfemia (declararse Hijo de Dios). El resultado de tal blasfemia era la condena a muerte. Citamos a continuación los versículos 22 y 23 del capítulo 21 del libro del Deuteronomio: «Cuando un hombre se hubiere reo de un delito penado con muerte y haya de ser muerto se le colgará de un madero. Su cadáver no pernoctará sobre el madero, sino que lo has de enterrar el mismo día; porque un colgado es una maldición de Elohim. Así harás impuro el suelo que Yahveh, tu Dios te da en herencia».

Caifás pone todo el empeño en cumplir el versículo 22 pero no tanto el 23 porque será José de Arimatea quien proporcione el sepulcro que evitaría la maldición de la tierra y que el cuerpo estuviera en la cruz por ser el sábado siguiente un día muy solemne. Vemos a Caifás empeñado en dejar clara la maldición que pesa sobre Jesús, y por tanto si es maldito de Dios no puede ser su Hijo, el Mesías. En cambio, no aparece evitando que la tierra se haga impura si el colgado quedaba sobre el madero durante la noche.

2. Desde un punto de vista político

Caifás era el sumo sacerdote en tiempos de Jesús. Estaba casado con una hija de Anás. Anás había sido el sumo sacerdote. Entre Caifás y su suegro habían ostentado el sumo sacerdocio durante casi treinta años entre los dos. Esta circunstancia nos hace suponer el poder que entre los dos tuvieron y la influencia que ejercieron en el sacerdocio judío.

Por otra parte, hemos de señalar que su larga permanencia en el sumo sacerdocio es un indicio significativo de que mantenían unas relaciones muy cordiales con la administración romana, también durante la administración de Pilato. Esa misma actitud de cercanía y colaboración con la autoridad romana es la que se refleja también en lo que cuentan los evangelios en torno al proceso de Jesús y su condena a muerte en la cruz. Todos los relatos evangélicos coinciden en que, tras el interrogatorio de Jesús, los príncipes de los sacerdotes acordaron entregarlo a Pilato.

La primera parte queda expresada en la película la Pasión de Cristo. Pero la dimensión política se expresa con gran claridad en la película Resucitado. Se trata, en la segunda, de la Resurrección del Señor vista desde el lado romano. Clavius, el tribuno, aparece como un buscador de la verdad y como fruto de esa búsqueda, en la película acaba encontrándose con el Resucitado que le pregunta: «¿Qué buscas Clavius?». La respuesta del tribuno es «certeza». ¿Puede el hombre de hoy decir que busca certeza igual que Clavius? Tal vez solo busque pragmatismo, o distracción. O como Caifás y Pilato un relato donde él se sienta a sí mismo más acá de toda interpelación, pero más allá de toda posibilidad. Pilato en la segunda película llega a decir que si ha resucitado le volverá a matar.

Esperamos al Espíritu en este final de la Pascua 2021: y no sabemos de dónde viene ni a dónde va. Los signos de su presencia en una persona son: amor, alegría, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, amabilidad, afabilidad, longanimidad y dominio de sí. La certeza la encontramos viviendo nuestra fe y veremos cómo van apareciendo esos signos. También podemos elegir vivir como siempre a modo de Caifás o Pilato y en ese caso todo relato quedará integrado en el nuestro sin más.

 

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