viernes, 28 de mayo de 2021

La Semana Santa salmantina en Edades del Hombre 2021

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 Tomás Gil Rodrigo



Virgen de los Dolores | Foto: Pablo de la Peña
28-05-2021
 

En 2021 se celebrará la 25 exposición de Edades del Hombre en tres localidades diferentes: Sahagún, Carrión de los Condes y Burgos. Hay un doble motivo por el que se han elegido, las tres están insertas en el Camino de Santiago, cuyo Año Santo estamos celebrando, y se cumplen los 800 años de la colocación de la primera piedra de la emblemática Catedral de Burgos. El tema está dedicado a la Virgen María con el título de LUX, ya que la Madre del Hijo de Dios es la que mejor dejó pasar y reflejó con su vida a aquel que es la luz del mundo. La imagen de una pequeña vidriera, preciosa y desconocida, que se encuentra en las Úrsulas de Salamanca, dedicada a la Coronación de la Virgen y realizada por Arnao de Flandes o alguien de su círculo, a finales del siglo XV, será la encargada de visibilizar esta edición de Edades, dedicada a María y a la Luz que la hace brillar. Cerca del convento para el que se realizó esta vidriera, inserta en este ámbito franciscano salmantino, también se ha elegido la escultura de la Virgen de los Dolores de la Cofradía de la Vera Cruz. Desde la posibilidad que me ofrecen para escribir en esta revista digital «Pasión en Salamanca», destinada especialmente a las cofradías y la Semana Santa, quiero agradecer a los hermanos y a la Junta de la Vera Cruz la generosidad y la confianza de dejar una de sus más queridas imágenes para ser expuesta en Sahagún, posibilitando que la diócesis y la Semana Santa de Salamanca esté representada este año en Edades del Hombre. De este modo, podremos contemplar a través de su belleza el momento en el que María acepta con dolor y esperanza, entre la oscuridad de la muerte en la cruz y la luz de la vida nueva en la resurrección, la entrega de  Jesús para salvar a la humanidad.

Como fácilmente se aprecia, la Dolorosa de la Vera Cruz de Salamanca deriva de la célebre imagen de Juan de Juni, realizada en 1561 para la cofradía de la Quinta Angustia de Valladolid. Este escultor francés fue el que ideó el modelo de Virgen de los Dolores que más éxito tuvo en Castilla durante el Renacimiento y el Barroco. Medio siglo después Gregorio Fernández concibió su propio modelo de Dolorosa inspirándose en la de Juni, fue la tallada en 1623 para el Descendimiento de la Cofradía de la Santa Vera Cruz de Valladolid, a diferencia de la Virgen de Juni, no se lleva la mano al pecho, sino que abre los brazos para recoger el cuerpo de su Hijo. En el siglo XVIII se produce una revivificación de esta advocación y con  esta manera de representar a al Virgen Dolorosa en la forma  juniana. Los artistas tenían a la vista los grabados de la Virgen de las Angustias realizados por el pintor Juan de las Roleas o el escultor Alejandro Carnicero, lo que les permitía un conocimiento muy aproximado a la imagen de Juni. Este grabado servía a las cofradías o parroquias para solicitar después a los escultores una imagen similar, impidiendo a veces su creatividad, pero en el caso de Salamanca no fue así, debido a su gran calidad artística, lo cual nos hace sospechar que fue encargada, por lo menos, a un taller de escultura destacado, bien sea en Madrid o Castilla. Hasta el momento se ha atribuido al escultor Felipe del Corral, desde la noticia de Orellana, recogida por Ceán Bermúdez en 1800, pero, ya que el escultor valenciano alrededor de 1718, fecha en la que se deduce que fue realizada, era demasiado joven, no deberíamos descartar que fuera obra de otros escultores como Pablo González Velázquez o Juan Alonso Villabrille, los cuales disponían de talleres escultóricos en Madrid, y realizaron este mismo tema reclamado por otras cofradías. Pero tampoco podemos olvidar a Pedro de Sierra, que tenía su taller en Medina del Campo, el cual realizó la Virgen Dolorosa para la iglesia de San Miguel de Valladolid, siguiendo el mismo modelo juniano.

Angustiada y desfallecida por el dolor de la pérdida de su hijo Jesús, que muerto en la cruz y ha sido sepultado, la Virgen de los Dolores aparece sentada en el suelo, sobre el monte Calvario, junto a la cruz desnuda. Dirige su mirada a lo alto, hacia Dios, en demanda de consuelo y esperanza, mantiene la boca entreabierta por la aflicción, mientras por su rostro caen grandes lágrimas. Lleva su mano derecha al pecho, al lugar de su corazón, atravesado por las siete espadas que simbolizan los siete «Dolores» de la Pasión. Parece que ha terminado la Pasión del Hijo de Dios, todo por lo que había sido enviado por el Padre se ha cumplido hasta el final por amor, sin embargo, ahora pasa y continúa vivo en la Madre de Dios. María se convierte en colaboradora de la redención de su Hijo en el mundo y en la historia. Ella es la imagen viva para la Iglesia peregrina, que tiene que caminar en el mundo anunciando y viviendo la muerte del Señor hasta que vuelva (cf. 1Cor 11,26), principalmente cuando celebra la Eucaristía y sale al mundo, compartiendo el dolor de la humanidad más sufriente, que espera con dolores de parto la plena manifestación de los hijos de Dios (cf. Rom 8,19).

 

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