miércoles, 23 de junio de 2021

La primera mujer cofrade de Salamanca

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 J. M. Ferreira Cunquero


 Nuestro Padre Jesús Rescatado | Foto: J. M. Ferreira Cunquero

23-06-2021

No puedo quitarme de la cabeza su nombre. Por ello el deseo bulle buscando una imagen de mujer que le dé vida dentro de mis fantásticas lucubraciones.

Todo comenzó hace unos días, cuando Emilio Tabernero, hermano mayor de la Congragación del Rescatado, me regaló un par de horas para mostrarme los libros que pueden ser uno de los mayores tesoros que he contemplado en mucho tiempo.

Los tomos guardan entre sus amarillentas páginas el sabor de las huellas de pasado, con diversas grafías que en sí mismas te atrapan emocionalmente, por la belleza que brota de aquellos pulsos que se entregaron a la ceremonia de la escritura, cual si las letras formasen parte de carismáticos entramados artísticos. Al contemplarlos en la calma paz del templo de San Pablo, he vuelto a descubrir que estos mundos cofrades no estaban en manos de lerdos adoradores de imágenes, como tantas veces afirman los indoctos transeúntes de la cultura entremés.

La existencia de los libros me la refirió Emilio, antes de la Semana Santa, con todo lujo de detalles y luego Paco Gómez en Christus publicó un extraordinario artículo que acrecentó mi deseo de contemplar los citados textos pues, más allá de sus contenidos, su sola existencia promueve la emoción de poder encontrarte con una parte de la historia añeja de nuestra Semana Santa.

Como Emilio conoce a fondo el devenir de la congregación, supo mostrarme con pasión estos hallazgos, revelándome referencias y detalles que me provocaron ese insustituible gozo que surge de lo inesperado.

Hubo algo que me hizo pedirle varias veces que regresase a las páginas del año -se dice pronto- 1796. En las anotaciones -ya digo- con una letra increíblemente ceremonial e inimaginable en cualquier manuscrito de este tiempo, se da cuenta de que una tal Micaela ostentaba el cargo de vice hermana mayor de la Congregación de Jesús Rescatado.

Ese apunte no para de agitarse dentro de mí en forma de proyecto. Es fácil suponer que tan destacada cofrade debía formar parte de la alta sociedad de la época o tener mucha mano dentro de los círculos más altos de la jerarquía eclesial, pues es complicado dar valor a que una mujer de aquel tiempo tuviese opción alguna a ostentar un cargo tan relevante dentro del mundo de las cofradías o de cualquier otro tipo de colectividad.

Tenemos que tener en cuenta que estamos asentando esta vivencia en el siglo XVIII. Una mujer es designada para sustituir al hermano mayor ante cualquier contingencia que pudiera darse, pero sobre todo podemos situar, frente a ese debate de la conquista de la mujer dentro de las cofradías, que en Salamanca brilló el acierto de asignarle hace más de dos siglos a Micaela una de las máximas responsabilidades dentro de la Congregación de Nuestro Padre Jesús Rescatado.

Es hasta posible que este dato sea único dentro de la Semana Santa de España y, como digo, esto está encandilándome para dar con las reseñas que identifiquen a esta cofrade que se alza ahora mismo en el altar de mis preferencias. No dudo que detrás de ese nombre y de los apellidos dudosos que se reflejan en el libro, debe estar la historia de una salmantina que merece la pena ser recobrada.

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