lunes, 21 de junio de 2021

Vigilantes

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 Andrés Alén


 Santo Sepulcro de Valladolid. Alonso de Rozas. Popularmente "Los durmientes"

21-06-2021

Recuerdo de otros tiempos vividos, Pleistoceno, una Semana Santa de procesiones, Salamanca y Zamora, y la multitudinaria y respetadísima visita a los monumentos, siete iglesias distintas y un solo Dios verdadero. Ya en los curas, Holoceno, el triduo pascual de obligado cumplimiento salvo justificante paterno, comprendía Jueves, Viernes y silencio.

La vigilia pascual pasó tras el concilio de ser una ceremonia cuasi privada a ser la celebración central de los remozados cristianos. Lo más importante, digo imprescindible. A algún cristiano viejo cono D. Antonio Lucas  Verdú, se le oyó decir: «Hombre: como importante, cualquier misa de pueblo es al menos igual de importante que la vigilia pascual».

Lucas Verdú fue un hidalgo de fuerte presencia y voz que solía preceder a su propia presencia, conquense sin reciclar, semanasantero con ecos de sus turbas natales, coleccionista de todo arte, al que me place recordar porque de un tiempo a esta parte nos estamos quedando sin personas que se alcen a personalidades y de allí a personajes, como él.

¿Cómo una misa de pueblo sin música, velas, revestimientos solemnes y además breve? ¡Humm! Me confirmó mi «dire», D. Javier, que en su catequesis se decía que el valor de una misa era infinito, y si esto es así, no me queda más remedio que recordar a otro gran personaje, D. Norberto Cuesta Dutari, que de ordenar infinitos fue el que más supo. Repaso urgente: Los números naturales son infinitos, aleph cero; los racionales igual de transfinitos puesto que se pueden ordenar, aleph cero otra vez, pero los números reales…, en la  recta real cualquier entorno de un punto por pequeño que sea ese intervalo, contiene infinitos puntos, infinitos infinitos… el caos (o el cálculo infinitesimal). Dos elevado a aleph cero esta vez. Total.

D. Norberto Cuesta, impermeable azul hasta en verano y pajarita de hacer. Venía a considerar las matemáticas como una parte de la metafísica. Dios creó los números naturales y los hombres todo lo demás. Aprendió latín para poder leer a Spinoza y así a su libro de análisis matemático lo tituló Sinfonía del infinito. Me dejó grata huella y escasa transmisión de saberes por mis gratuitas discapacidades.

Pero volviendo a la importancia de la vigilia, me ha dado por suponer que aquí pudiera ocurrir esa disparidad de infinitudes, la misa aleph cero, y la vigilia ilimitadamente más. Pero no porque en creyente pensé: en la eucaristía sucede la presencia real cuerpo y sangre de Cristo, y si, como con los puntos, todo es cuestión de densidades, no se me ocurre nada más denso que Dios, que de una sus partes infinitesimales podrían emanar innumerables universos.

Si la misa de pueblo fuera en plan protestante solamente el recordatorio de la santa cena, como antesala de la pasión, donde no sucede allí, a esa hora, nada sobrenatural. Pues quizá por solemnidad y puesta en escena la Vigilia Pascual fuera más importante, además de mucho más larga. Algunas veces, después de tres horas de ceremonia, dan ganas de avisar al cura, D. Paco: «Que hace muchos años que ha resucitado, que no lo estamos resucitando nosotros ni vd.». Y es que el suceso real está en la presencia eucarística, como en la misa de pueblo de D. Antonio, y lo demás es solo un edificante memorándum virtual.

Y ya puestos a recordar esa crucial escena de la resurrección del Señor que nos colma de esperanza, podríamos hacer hincapié en la tremenda soledad del suceso, que nos pilló a todos dormidos, luego incrédulos. En silencio y también podríamos diseñar una Vigilia Pascual así.

¡Qué cosas dice este hombre, con lo bonita que es!

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