29-11-2021
El presidente de la Junta de Semana Santa, Francisco Hernández, dejaba en manos del futuro prelado la reorganización de la Semana Santa de Salamanca. Con José Luis Retana como obispo electo y que tomará posesión el 9 de enero se abre un nuevo horizonte de estudios y proyectos. Durante su mandato aún no ha podido ver un paso en la calle, pero cuenta con la experiencia de cinco siglos de historia para ver lo que funciona, lo que no y lo que se podría dar un pequeño impulso. Valgan estas líneas no como opinión de lo que vendría mejor o peor, sino de las dificultades que ello entraña poniendo algunos ejemplos.
La última gran reforma de la Semana Santa fue propuesta por José A. Cornejo al entrar en su mandato en el año 2011. De hecho, 2012 sería el último año de la conocida como la procesión general del Santo Entierro con las cuatro cofradías intercalando sus pasos, según la cronología de la Pasión de Cristo. Un año después cada una de las cuatro hermandades, cofradías y congregaciones optó por salir de forma independiente en un puzzle de horarios que se ha venido ajustando hasta la fecha. Sería a finales de esa Semana Santa cuando se empezó a fraguar la propuesta hasta ahora más ambiciosa de la Pasión. En junio tras muchas reuniones entre las cuatro cofradías implicadas, se lanzó una propuesta radical: la Oración en el Huerto de los Olivos pasaría de ser la primera procesión del Viernes Santo a la última del Jueves Santo; Jesús Nazareno pasaría a ocupar el «vacío» de la mañana del Viernes Santo; y la tarde sería para la Vera Cruz. En esta primera propuesta, Jesús Rescatado iría por un recorrido completamente diferente al de la cofradía cinco veces centenaria e incluso se llegó a plantear su paso al Martes Santo, algo que en ningún momento llegó a ser planteado en junta general. Me consta que la labor de los hermanos mayores en aquel momento: Pedro Martín, Alejandro Pérez de la Sota, Antonio Santos y Pascual Ávila fueron encomiables para que saliera adelante. Sin embargo, la decisión, obligatoria que se aprobara en asamblea, finalmente no fue aprobada. Este sería el primer paso de una gran reforma que afectaría a toda la Semana Santa, pero que finalmente se quedó en «stand by» tras el rechazo inicial, la reforma de los estatutos de la Junta de Semana Santa y las normas diocesanas para las cofradías que han mantenido parado este asunto al menos hasta la fecha.
En una de las primeras entrevistas con Francisco Hernández ya lo planteó como uno de sus objetivos y supongo que Retana, abiertamente partidario de la religiosidad popular, será un hombre abierto al diálogo para esta situación. Será un reto que no estará carente de dificultades, críticas y necesitará de la empatía de cada una de las hermandades. Pero tras dos años sin Semana Santa, quizás se abra la oportunidad de dar un nuevo impulso a una reorganización que todas las cofradías coinciden en que es necesaria, pero que ninguna suele dar el primer paso. Estaremos pendientes…
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