lunes, 28 de febrero de 2022

Resucitado (Risen)

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 P. P. Mateos

Cristo Resusitado a su paso por la Universidad | Foto: José Javier Pérez
28-02-2022

Clavius, el tribuno que estaba bajo las órdenes de Pilato, es el protagonista de la película cuyo título reza en negrita más arriba. En esta película se nos presenta la resurrección del Señor vista desde el lado romano. El tribuno nos presta sus ojos para adentrarnos en otro punto de vista diferente del que aparece en otras películas sobre Jesús de Nazaret, La Pasión de Cristo, por ejemplo.

El argumento de la película se ha construido a partir del interés que suscitó a los romanos la desaparición del cadáver del Nazareno. Es necesario encontrar el cadáver para mostrar a todos que no ha resucitado, tal y como afirman sus seguidores. Es necesario para los romanos, los sumos sacerdotes solo necesitan el testimonio de los guardias, sin más pruebas, pueden aceptar que fue robado con magia.

Más allá de la discusión sobre la integración de los datos históricos, aspecto sobre el cual quien vea la película podrá formarse su opinión propia, me llamó la atención como un hombre puede ser encontrado por el Señor solo porque no tiene intereses oscuros en su proyecto de vida.

La objetividad es la razón de la actuación del tribuno al comienzo, cuando busca el cadáver que deje fuera de duda que la resurrección no ha sido real, sencillamente porque es imposible que un muerto resucite. En la segunda parte, cuando intenta comprobar lo que ve con sus propios ojos, el mismo hombre muerto y vivo otra vez, también busca la certeza objetiva. Esta actitud contrasta con Pilato y los sacerdotes que únicamente pretenden que todo sea como ellos lo ven y como a ellos les conviene.

Como Pilato y los sacerdotes nos permitimos, incluso, juzgar a quienes proponen otra cosa o tienen otras certezas, como que están interesados en ocupar ellos nuestro lugar. Y de este modo tenemos motivo para luchar contra ellos.

Tal vez sean nuestros miedos, los que se originan en nuestros intereses, o quizá solo en nuestros deseos, los que nos impidan ver. Tener unas pocas certezas, muletas con las que nos orientamos, o defendemos, no significa que hayamos conseguido o contemplado la verdad.

A las puertas de la Cuaresma bien podemos empeñarnos en abandonar rutinas y tratar de descubrir el sentido de los acontecimientos con el que los vivió el Señor. No son importantes los látigos, o las mentiras y tramoyas; no son importantes los clavos o las espinas, las burlas y los insultos… Lo importante es cómo los vivió él, que pudo permanecer en paz, amando, perdonando. Lo importante es que me mira y no me condena, que me mira y me llama a vivir lo adverso sin perder la paz, la felicidad.

Con su ayuda puedo vivir y morir como él. Sin muchas certezas Clavius sabía que no era el mismo y nada más, tal y como él mismo sentencia al final de la película.

¡Feliz Cuaresma!

 

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