miércoles, 5 de octubre de 2022

Arremangados… para servir

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Pedro Martín

Imagen de la Semana de Pastoral | Foto: Óscar García (Diócesis de Salamanca
    05-10-2022

El pasado sábado, en el curso de formación de cofrades, el P. Miguel Ángel Aguado O.M. lanzaba una pregunta provocadora en su charla de liturgia: ¿para qué sirven las monjas de clausura?, seguro que la hemos oído más de una vez y más de dos, y en la pregunta malintencionada, sin saberlo el que la pronuncia, va implícita la respuesta: «para servir» y en concreto «para servir a Dios».

Se me vino a la mente en ese momento la imagen del lavatorio de los pies, que rememoramos cada Jueves Santo en la celebración de la cena del Señor, cuando el sacerdote se despoja de la casulla y se «remanga» para dar el más humilde de los servicios, lavar los pies.

Y esta asociación de ideas e imágenes me llevó a la reciente Semana de Pastoral de nuestra diócesis, donde en una intervención ya al final de la misma el viernes en la tarde, una laica comprometida, hizo alusión a la imagen de nuestro obispo D. José Luis, que tenía la camisa «remangada», dispuesto a servir y darlo todo por el pueblo de Dios que le ha sido encomendado en esta iglesia particular.

En estas idas y venidas de asociaciones e imágenes, recurro de nuevo al P. Miguel Ángel, o más bien como él nos dijo a una gran filósofa, su vecina de puerta, que le indicó en una ocasión hablando de las veces que aludimos a «la gente» para quejarnos de algo que no va como quisiéramos, si no somos también nosotros gente. Sabia, muy sabia sin duda la vecina. Y yo voy un poco más allá, «es que la Iglesia», «es que los curas», ¿no somos también nosotros Iglesia? ¿no somos los cofrades y las cofradías Iglesia? La respuesta se la tiene que dar cada uno.

Y enlazando con la Semana de Pastoral, me sorprendió sobremanera la ausencia de cofrades, que aseguro en toda la semana se pudieron contar con los dedos de una mano y me sobran dedos, ya que después de los últimos movimientos en torno a la presencia de cofrades (uno, dos, tres), en el Consejo de Pastoral de la Diócesis, intuía yo un renovado interés por este organismo donde se sirve a la diócesis y a nuestro Obispo en el gobierno de la misma. Los dos mandatos que estuve en dicho órgano, os aseguro que el interés de las cofradías fue mínimo, cuando no indiferente, y que os voy a decir del tiempo que estuvo precediéndome en el mismo Choni, (cofrade, mujer, y de «pueblo» de Peñaranda), nadie reparó en ella, desde luego.

Las cartas y letras escritas, reclamando no sé muy bien que derechos, en función de aquellos intereses que cada uno interpreta a su manera e interés, quiero pensar que están equivocadas por puro desconocimiento, pues ese servicio que ostenta desde ya, por mandato de nuestro obispo, nuestro hermano y cofrade, Primitivo Moya (gracias por aceptar Primi), supone remangarse los hábitos cofrades, y no ponerse la medalla sobre el traje y la corbata, no es ninguna cuota o representación, en función de nada, es un sentirse Iglesia con los hermanos y servirla arremangado con nuestro obispo al lado, en la difícil e ilusionante faena que tenemos por delante, anunciar el Evangelio de Jesús.


 


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