viernes, 16 de diciembre de 2022

Guerra santa (cultural)

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Paco Gómez

Cartel anunciador del espectaculo "Muero porque no muero"
16-12-2022

 “Lee y conducirás, no leas y serás conducido”
(falsa cita atribuida a Santa Teresa de Jesús)

Era verdaderamente resultón. Y contundente. Casi daba pena que entre tanta vehemencia hubiera tan poca verdad y tan de refilón. Pero el caso es que ahí están las cifras. Miles y miles de reproducciones, contenido compartido. Likes. Al asunto: el dramaturgo Paco Bezerra se dirige con santa indignación a los parlamentarios de Vox en la Comisión de Cultura de Madrid a propósito de la cancelación de su obra ‘Muero porque no muero’ en el Teatro del Canal.

«No voy a seguir hablando, perdón, sí. ¡No! Es que Santa Teresa no es de ellos. Santa Teresa flipa cuando llega aquí y ve que la mano que se comía el pan más duro de todos ahora está repleta de alhajas y de joyas. Santa Teresa flipa cuando ve que la han hecho santa de la raza cristiana (sic) y dice, pero si yo era judía conversa. ¿Cómo me han hecho santa de la raza cristiana? (…) Diría yo inventé las casas ocupadas, porque se fue del convento cuando la madre superiora la obligaba a follar por el dinero de una dote con gente de fuera. Santa Teresa hoy les escupiría a ustedes».

La historia de Santa Teresa es tan apasionante que tampoco es extraña la tentación de hacer sobre ella la relectura (¡peligro!) definitiva. Eso vale para adjudicarle citas tan falsas como la que encabeza este artículo (a la altura del «ladran, luego cabalgamos» que hay quien sigue empeñado en que aparece en El Quijote), para decir que fue una abadesa de Montserrat (menos mal que su vida está documentada por ella misma a través de miles de páginas autógrafas) o para algún que otro desliz ideológico.

Descendiente de familia de judíos conversos (una muy poderosa familia), tuvo una inquebrantable fe cristiana. La vida relajada en el Convento de la Encarnación, sin prostitución de por medio, la llevó a fundar el pobre monasterio de San José y alguna vez tuvo algo de premura por entrar cuanto antes en las casas que iban a acoger las fundaciones que llevaba a cabo, pero más bien por la prisa por colocar cuanto antes al Santísimo que por un afán okupa.

Parecido no es lo mismo. El caso es que a Becerra le han cancelado (o censurado) una obra que presenta a Teresa de Jesús en el siglo XXI, donde será violada, vivirá de okupa, se pinchará heroína y acabará por descubrir que su destino en esta vida no es revolucionar la Iglesia con su valiente reforma del Carmelo, sino ser DJ. Pinchar música, vaya.

Los exabruptos del autor tras la cancelación han sido calificados por algunos como ejemplo de la necesaria guerra cultural que hay que plantar ante determinados totalitarismos. Término este, guerra cultural, importado del pensamiento político estadounidense y que de un tiempo a esta parte también sirve para casi todo.

Y en esas nos encontramos. Podemos hablar de Santa Teresa, de la propia historia de Jesús o de una manifestación de religiosidad popular como la Semana Santa. Cuando empiezan los dogmatismos, las censuras, los puntos intocables, en realidad lo que se está haciendo es convertir en más vulnerable lo que supuestamente se quiere defender.

Aquello de cerrado y sacristía. Es verdad que a veces viendo quienes están en un lado uno tiene claro que debe estar en el otro. Porque digerida convenientemente o no, sí parece que Bezerra haya leído a Teresa de Jesús, algo que seguramente no han hecho quienes la envuelven en la bandera ‒el dictador asesino que le reza por las noches a su brazo seccionado‒ o la ven más como santa que como mujer (inquieta y andariega, cuando esos apelativos no eran precisamente elogios) radicalmente reformadora desde su determinación de hierro y su misticismo.

Si dejamos que esa sociedad rancia y mojigata se apodere de los credos que nos identifican estamos traicionando los verdaderos principios de una fe humanista y liberadora que pide dejar de lado ciertos atavismos (¡mi Reino no es de este mundo!) de himnos y banderas en busca de unas convicciones de igualdad, respeto y convivencia.

Nunca es tarde para descubrir a Santa Teresa (que no creo que fuera mucho de escupir) y quizá cualquier puerta es buena para llegar a ella, también la obra censurada, por qué no. Ojalá todos hiciéramos más fácil descubrir el verdadero mensaje que nos mueve a salir a la calle cada Semana Santa.

 

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