lunes, 10 de abril de 2023

Es tiempo de volver a Galilea

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 Tomás Gil Rodrigo

El encuentro del Resucitado con Ntra. Señora de la Alegría | Foto:José Javier Pérez
  10-04-2023

Acabamos de empezar la Pascua del Señor 2023. Jesús «ha sido resucitado» por el Padre, que le ha levantado del sepulcro y de la muerte, y le ha dado la vida nueva. Y ahora, después de tanto ajetreo, ¿qué pasa? Pues parece que se han terminado los días o meses de preparación, nerviosismo y tensión en los que las cofradías de Semana Santa os habéis visto inmersas. Tal vez os volváis a reunir de nuevo las juntas directivas para hacer crítica y balance de lo que ha ido bien y no tan bien en los desfiles procesionales de este año, con la intención de tomar nota y mejorar el próximo.

Después de tanto ajetreo, para manifestar públicamente en la calle la pasión y muerte del Señor, viene el Tiempo Pascual, más tranquilo y relajado para vosotros. Sin embargo, la liturgia de la Iglesia nos dice que no tendría que suceder este descanso, aunque esté justificado por el reconocido esfuerzo físico. De nuevo otra vez la propuesta litúrgica parece que no cala en la religiosidad popular. Y es que toda la preparación de la Cuaresma y la celebración de la Semana Santa, en las que están incluidas las procesiones, preparadas tanto esfuerzo y cariño, no son un fin en sí mismas, van encaminadas a los cincuenta días en los que debemos comprender y vivir la Pascua desde nuestro encuentro con Jesús resucitado. Cuando se dan más días a la Pascua que a la Cuaresma será por algo, y es que es un tiempo más importante para los cristianos. Entonces, ¿qué podemos hacer?

Para no convertir lo extraordinario en ordinario, es decir, no cansarnos y desgastarnos más en desfiles procesionales, aunque tengan la buena intención de mostrar la temática del Resucitado, los textos de los evangelios nos pueden ayudar a descubrir lo que deberíamos hacer en este Tiempo Pascual. En ellos escuchamos que el anuncio de la resurrección de Jesús, dirigido por los ángeles a aquellas mujeres que fueron al sepulcro en la alborada del primer día de la semana, termina siempre así: «Id aprisa a decir a sus discípulos: Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis. Mirad os lo he anunciado» (Mt 28,7). Es decir, debemos dejar Jerusalén, aunque sea un lugar muy sagrado en el que se encuentra el maravilloso Templo, patrimonio cultural y religioso que invitaba y atraía a entrar a todas las procesiones de peregrinos que iban a la ciudad. Incluso hay que abandonar las calles donde Jesús manifestó públicamente su pasión y muerte. También hay que dejar los sentimientos y las añoranzas de todo lo que hemos sentido y pasado estos días, detenidos junto a un sepulcro que está abierto y vacío, porque allí ya no está Jesús. Y es que el Señor se nos ha adelantado y se encuentra en Galilea, allí es donde debemos ir.

Algunos pueden pensar que lo que estoy haciendo es promocionar un viaje a Tierra Santa, ya sabéis que no, aunque tenga deseos de volver. Sabemos que Galilea es donde comenzó todo, está muy cerca de ti, es el barrio o pueblo donde vivimos corriendo todos los días con los demás. Aquí es donde se va a dejar ver Jesús resucitado: en su Palabra, que nos vuelve a llamar una vez más para ser sus discípulos y nos hace arder el corazón, en la fracción del pan o la Eucaristía que nos abrirá los ojos, en los pobres que sufren, en tu comunidad parroquial de hermanos que celebra todos los domingos la buena noticia de su triunfo y en el camino de la misión evangelizadora. Ahora la procesión es hacer una vuelta a Galilea, allí le veremos. Él va delante con sus heridas encendidas en el fuego del Espíritu Santo. ¡Feliz Pascua 2023!

 

 

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