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12-04-2023
Carlos Ruiz Zafón
Esta celebración inocua y hasta absurda de celebrar las veinte añadas de un reconocimiento político turístico, ¡ojo al dato! con vitola de internacional, vuelve a dar la nota, en lo que debería importarnos a cofrades y dirigentes un huevecillo de escarabajo pelotero.
Que el Ayuntamiento y sus moradores circunstanciales, que no dejan de ser empleados de quienes corremos con el pago del taquillaje de cualquier festejo, celebren esa efeméride, pues nada puede decirse, porque tienen la batuta que les prestamos cada cuatro años a través de las urnas.
Pero si nos ponernos a resaltar el más que manoseado suceso de la declaración turística de marras, enseguida surge la gran pregunta ¿dónde y por qué se esconde a Julián Lanzarote de la tan cacareada celebración? y ¿Javier Blázquez por qué no aparece en este folletín recordatorio?
Lo he contado muchas veces, pero como sigue funcionando el ataque patológico de amnesia para algunos, y se pone en olvido con una cara dura espantosa lo que guarda el botillo del recuerdo en su interior caprichoso, pues repetimos el estribillo memorable por el bien de la pobre y lamentable historia herida.
El señor Lanzarote un día tuvo la ocurrencia de pedirme que le echara una mano en la conquista de una declaración internacional turística para nuestra Semana Santa, cuando él era junto a algún concejal de su confianza gran protagonista de tal asunto.
En aquella reunión que mantuvimos en un despacho del Ayuntamiento, don Julián me hizo ver con toda claridad que conseguir aquel galardón tan deseado sería bueno y muy productivo para la ciudad. Sus motivos y la pasión con la que me hizo ver lo que buscaba, inmediatamente me llevó a pensar en que la persona más preparada en Salamanca para llevar a cabo aquella empresa era Javier Blázquez. Un asunto complicado porque Javi era entonces presidente de esta tertulia Cofrade Pasión, que ni de lejos, tenía interés en algo que como a las cofradías y a sus miembros, les debería importar un minúsculo pepinillo pamplonés.
Desde ese momento son Lanzarote y Blázquez los dos protagonistas principales del rodaje de una película que consigue, meses después, gracias al metódico y gran trabajo que se realiza, ese reconocimiento tan preciado que podría contribuir económicamente a la más que menguada economía de la ciudad.
Pero todo el mundo de la Semana Santa procesional incluido su presidente, Julián Alcántara (cuánto lo echo de menos), en aquel entonces, entendió, entendimos, que aquella denominación no debía inmiscuirse en el ámbito de los estamentos cofrades, que en todo momento tienen que estar más cerca del obispo que del alcalde.
Comprobar ahora cómo esta fanfarria toca su estribillo excesivamente en los tablados de la verbena popular, delata a una Semana Santa cofradiera olvidadiza con su historia y con lo que entiendo que deben representar en todo momento unas asociaciones públicas de fieles, dentro de su Diócesis.
Uno mira a Sevilla como aleccionador feudo de la Semana Santa más seguida del planeta, para comprobar como en el cartel oficial de sus días grandes religiosos, ha desaparecido cualquier mención a ese interés turístico internacional, al Ayuntamiento sevillano o a cualquier otra institución que huela a pócima política.
Si queremos saber más, comprobemos las ayudas que reciben directamente las cofradías sevillanas (no las juntas, consejos u otras organizaciones) de un Ayuntamiento que sabe y entiende que ha de poner mucha pasta encima de la mesa, porque los beneficios que dejan los cortejos semanasanteros en la economía ciudadana son bestialmente intergalácticos.
No voy a entrar en las obras de caridad de aquellas cofradías, pues tampoco deseo que repentinamente la realidad, pueda causarnos algún trastorno por un ataque incontenible de risa, cuando escuchamos esa ridícula aseveración de que nuestra Semana Santa es la mejor del mundo.
El esfuerzo económico de nuestro Ayuntamiento con el alcalde a la cabeza es muy importante y digno de ser mencionado, pero ese detalle que redunda en los beneficios de la ciudad, nunca puede poner al servicio de otros intereses más que resaltados, lo que significan y deben significar las cofradías y su vinculación a la Iglesia católica.
Es decir, más Iglesia y menos guarnición política en esa muestra que deja ver a esta Semana Santa, cada vez con más intensidad la cercanía a un papi Ayuntamiento que está demasiado en la foto.
Feliz Pascua de Resurrección, sin excepción alguna, para todos.
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