viernes, 14 de abril de 2023

La Vera Cruz nos necesita

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 Paco Gómez

Cofrades de la Vera Cruz. Salamanca

                                       

 14-04-2023

Era Viernes Santo. Sentado en el plató, junto a Javier Blázquez, ante la pantalla de cuarenta y tantas pulgadas que es mi balcón principal para asomarme a las procesiones, me dio por pensar en otra ventana. Un famoso comienzo literario. Una novela ambientada en Lisboa en el tiempo de la Guerra Civil española.

Escribe Antonio Tabucchi: “En aquel hermoso día de verano, con aquella brisa atlántica que acariciaba las copas de los árboles y un sol resplandeciente, y con una ciudad que refulgía, que literalmente refulgía bajo su ventana, y un azul, un azul nunca visto, sostiene Pereira, de una nitidez que casi hería los ojos, él se puso a pensar en la muerte. ¿Por qué? Eso, a Pereira, le resulta imposible decirlo”.

A mí, al menos a posteriori, me es fácil deducir por qué fue hasta allí mi pensamiento. Día resplandeciente, ciudad que refulge y ese color. Todo parecía a propósito para un momento en el que un puñado de valientes cofrades azules trataban de avanzar, bajo un sol cuya intensidad estaba varios puntos por encima de lo que podría considerarse amable, por una calle de la Rúa que, pese a su característica llanura, parecía la más empinada de las pendientes.

Siete pasos, siete. Unas pocas manchas azules serpenteando entre ellos. Haciendo lo que podían. Me fijé en que algunos verdugos azules salían de un paso e iban a otro. Como quien tiene que elegir dónde ir primero a tapar una fuga. Valor y entrega a raudales la de esos y esas valientes, pero una imagen más que preocupante. Dolorosa.

No es que me pillara de sorpresa. Amigos de la cofradía ya me habían comentado, entre la alarma y la resignación, que las cosas pintaban seriamente mal para este año y solo se pensaba, con ese ánimo inquebrantable de los irreductibles, en cómo mejorar el año que viene.

No es la primera vez que la Vera Cruz se ve aplastada por los tiempos, aprisionada por el enorme peso de su historia y patrimonio ante los que apenas puede interponer unas cuantas decenas de brazos. Aunque esta ocasión, a diferencia de otras, la crisis no es general. O no tan acusada al menos. Se ceba especialmente con ella. Se miran con estupor las altas en otras secretarías. “Por aquí vienen muchos colegios, los niños preguntan a veces cómo formar parte, pero luego en realidad dan el paso muy pocos”. Pero eso tampoco arreglaría gran cosa, de momento. Porque hacen faltan manos y hombros ya. Ahora.

Y mientras, una reflexión honesta, sincera. Medir las fuerzas reales y determinar qué capacidad hay de hacer, particularmente el Viernes y el Domingo, una procesión lo más digna posible. Si no sería preferible, de momento, elegir un mayor acompañamiento de nazarenos a costa de poner alguna rueda más, de dejar algún paso un poco menos imprescindible en casa.

Son decisiones que a nadie le gusta tomar, por supuesto. Pero llegado el momento, hay también que saber pedir ayuda (explicar las cosas: recordar que con la Vera Cruz toda la Semana Santa de Salamanca se juega historia, patrimonio y dimensión) y saber recibirla.

Esta Semana Santa ha sonado Cuenta lo que fuimos por Salamanca. Una curiosa traslación a una marcha cofrade de una música para narrar en el cine el final del capitán Alatriste. Roque Baños la compuso para acompañar la última batalla de aquellos soldados de un imperio decadente que, sin embargo, no sabían qué era rendirse. “El capitán Alatriste se extinguió leal a sí mismo. Consecuente con sus propios silencios. A lo soldado”, escribe Reverte en el primer título de la serie. Alatriste estaba muerto desde el principio y todos sabíamos que había un Rocroi al final del camino. Pero aquí la cosa puede ser distinta. Quizá no fiarlo todo al silencio y a la determinación templada de esos viejos tercios cofrades. Mirarse al espejo, saber quién se es ahora, entender que no todos los cambios son malos ni todo lo antiguo es intocable. Dejarse ayudar.

Muchas cosas, muchas incertidumbres para las que no hay una respuesta clara, pero una certeza absoluta: la Vera Cruz nos necesita, voto a tal.

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