lunes, 15 de mayo de 2023

La identidad y otros laberintos

| | 0 comentarios

Turno de los hermanos de paso de Jesús Nazareno. Procesión del Viernes Santo


15-05-2023

«Si duermes poco Salamanca
es porque sueñas mal»
(Adares, No me preguntéis de dónde soy llegado)


Si hay un territorio irreverente en el que no cabe ningún tipo de debate sosegado son las redes sociales. Y era imposible que el mundo cofrade permaneciera al margen. Durante los días de Semana Santa no estoy muy pendiente, aunque una vez finalizadas las procesiones sí me gusta echar un ojo para ver por dónde van los tiros. Me ha llamado la atención este año la irrupción de algunos debates que, sin ser nuevos, sí parecen cobrar nuevos y estériles bríos en un mundo hecho a medida para el disenso. 
Por un lado, tenemos quien se empeña en comparar la forma de vivir la Semana Santa en Andalucía con cómo lo llevamos por aquí. Tópico va y tópico viene, claro. Que si lo suyo es un bullicio y un jaleo, que si lo nuestro más que austero es cutre, etc. Mucho malaje aquí y allí. Y mucha imaginación para el mal, como procede. Me quedo con un usuario indignado que llamaba a nuestros pasos «cajas de zapatos» en comparación con los largos varales malagueños.
En un plano local, tenemos la turra de lo castellano y lo leonés. No hay comentario, caracterización escrita u oral en la que alguien aludiendo a determinados modos de sobra conocidos (sobriedad, recogimiento, silencio…) se cometa el pecado irreparable de decir que estamos ante algo «castellano» que no desencadene la catarata de «correcciones» que insisten en que Salamanca y Zamora no pueden tener rasgos «castellanos» porque están en «León». Curiosa catalogación que mezcla reinos medievales, límites provinciales del siglo XIX y regiones administrativas franquistas… y para adelante. Leonesa es la universidad fundada en el siglo XII y desde entonces aquí, identitariamente hablando, no se ha movido ni una hoja. Faltaría más.
Cuando alguien viene con la identidad por delante, yo normalmente escapo por la ventana. No hay nada que me dé más pereza y ante lo que adivine peores intenciones viendo cómo se ha procedido en otros lugares. De ahí a la pureza de sangre, medio paso y cuesta abajo. Y eso que Salamanca, gracias a la fundación leonesa de su universidad ha sido siempre una ciudad de cruce de caminos, gentes, acentos y costumbres. Y el empeño de destilar la esencia de la tierra para guardarla en formol a través de determinados usos y modos solo puede dar un resultado artificioso.
Repetimos que la procesión de la Hermandad Universitaria puede ser la sublimación de nuestro carácter semanasantero (¿salmantino? ¿castellano? ¿leonés? ¿castellano y leonés?), por lo bonita que es y por lo bien hecho y pensado que está todo. Pero con toda su perfección estamos ante una joya que tiene 75 años y que un grupo de notables cabezas creó de la nada (esto tampoco quiere decir gran cosa: casi todo se crea alguna vez de la nada).
De más atrás en el tiempo, de antes de la explosión cofrade de la posguerra, poco tenemos. Porque la Vera Cruz azul de hoy, lógicamente, poco tiene que ver con la del siglo XVI, ni en hábito ni en formas y algunos de sus elementos considerados históricos, como la célebre carroza de Gonzala Santana para la Virgen de los Dolores, apenas tiene un siglo.
También tenemos las congregaciones. Por un lado, el veneradísimo Rescatado con su amplia feligresía más dada entonces a llevar la vela que el hábito. Por el otro el Nazareno, surgida para dar seriedad a la Semana Santa (lo que ya nos da una pista de cómo estaba el tema en la Salamanca del siglo XVIII) en la que conviven el rigor absoluto de sus congregantes de fila y un salmantinísimo modo de llevar los pasos que no puede calificarse en modo alguno de sobrio. Tampoco la congregación fue nunca austera (como no lo fue la Vera Cruz tampoco cuando tuvo dinero).
Brochazos gruesos para determinar que eso que algunos insisten en cubrir con un apelativo omnímodo en realidad tiene raíces más profundas y dispersas que una higuera. Entre otras cosas, porque ha ido cambiando con el tiempo, adaptándose a las tendencias de cada momento. Sabido es que la Inmaculada de la Vera Cruz se le pide a Gregorio Fernández al estilo de la que ha hecho para Valladolid, al igual que se haría con el autor (sea el que fuere) de la Virgen de los Dolores respecto a la de Juni.
Entonces el gran foco estaba en Valladolid y ahora se mira a otro sitio y no debería provocar grandes dramas. Si alguien acude a los mejores escultores de Andalucía (Romero Zafra o Navarro Arteaga) está haciendo aportaciones valiosas a nuestro patrimonio. Otra cosa es copiar por copiar. Ejercicio fatuo cuando las condiciones son totalmente distintas.
En todo caso, a saber hacia dónde va esto. Piensen que al autor de estos versos: «Vengada quedo de ti/ aunque quedo enamorada,/ porque olvidaré, vengada,/ que el amor olvida ansí./ Si te acordares de mí,/ imagina que te olvido» (Lope de Vega, El Perro del Hortelano), se le acusaba de escribir en «necio» para agradar al público popular.
Pues así con todo. Lejos de laberintos que no llevan a ninguna parte, soñemos a lo grande. Y ya veremos.



0 comentarios:

¿Qué buscas?

Twitter YouTube Facebook
Proyecto editado por la Tertulia Cofrade Pasión