lunes, 30 de noviembre de 2015

Una década olvidada

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Ángel Benito

Iglesia Nueva del Arrabal, hoy utilizada como almacén de pasos  | Fotografía: Galongar

30 de noviembre de 2015

Se va a cumplir una década de la promesa del Museo de la Semana Santa. Nunca pasó de ser una idea. En 2006, el entonces alcalde Julián Lanzarote se reunía con el también expresidente de la Junta de Cofradías José Vaz Cohen para impulsar el futuro de la Pasión en la iglesia Nueva del Arrabal (la "Catedral del Sur"), un templo que acababa de pasar a manos de propiedad municipal tras su desacralización  (la Casa del Sida y ahora el "Espacio Abierto" de Cáritas de Salamanca aún están en una parte de la iglesia trastormesina cedidos a la Diócesis). La idea ocupó grandes titulares y fue respondida por la Semana Santa como esperaba. O no.

Rápidamente los hermanos mayores que ocupaban esos cargos trasladaban el principal problema: las imágenes son propiedad de las cofradías o de la Diócesis y ninguno se animaba a ser el primero que quitara las oraciones a sus feligreses en su lugar habitual. De forma paralela, surgió la idea de las réplicas o recuperar imágenes que no procesionan: la primera Dolorosa de la Seráfica Hermandad conservada entre los muros de la clausura de las Agustinas, el Cristo del Amparo, el antiguo Santísimo Cristo de la Agonía y muchas otras. Entre debates que se alimentaban cíclicamente cada Semana Santa sin avance alguno, la iglesia del Arrabal agravaba su problema de humedades mientras que la crisis desinflaba los presupuestos municipales de un proyecto que miraba a la vecina Zamora como referente. También de la museística.

Mientras que las cuentas de cada ejercicio se abrían sin ninguna partida destinada al espacio museístico, la restauración de las cubiertas para solucionar el problema de las humedades en 2010 con cargo al Plan-E sí pareció dar esperanzas. No fue así. El exconcejal de Fomento Salvador Cruz anunciaba la ausencia de financiación para llevar a cabo el proyecto e incluso planteaba dar un uso cultural al edificio, donde la Semana Santa ya no sería la protagonista indiscutible.

La iglesia Nueva del Arrabal, nueve años después de la desacralización, sirve de almacén para los pasos procesionales ante la mirada atenta del fantástico fresco de Genaro de No, para los preparativos de la salida procesional del Amor y la Paz y los ensayos de alguna banda salmantina. La Semana Santa debería contribuir a ofrecer ideas para no perder a los que aún creemos que la puerta de entrada a la ciudad debería rezumar Pasión más allá de los siete días que preceden a la Resurrección y realzar aún más el título de Internacional que abanderamos en todas las ferias de turismo de España y Europa.

Es necesario un debate para evitar que el edificio deje de ser patrimonio de la Semana Santa. Un Museo que explique el origen de los más de 500 años de la Pasión salmantina a modo de la reconversión sufrida en la iglesia de San Millán para convertirse en el Centro de Interpretación del Patrimonio Arquitectónico y Urbano de Salamanca con las fórmulas de cesión adecuadas de documentos, imágenes, patrimonio, enseres. Solo es una idea.

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