jueves, 26 de noviembre de 2015

Annuntio Vobis

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Javier Prieto

Anunciación a los Pastores, en el Panteón de los reyes de San Isidoro (León)

26 de noviembre de 2015

Con la llegada del otoño se multiplican —casi como las setas— las novedades, anuncios y promociones en las cofradías; una suerte de presentación de la "nueva temporada": designaciones de pregoneros, carteles promocionales, firmas de contratos, anuncios de estrenos… y con ello un sinfín de opiniones y valoraciones, despertando así el "interés" y la "actividad" en los cofrades.

Al fin y al cabo las cofradías son asociaciones vivas, incardinadas en la sociedad, afectadas para bien y para mal de los patrones de conducta de nuestro tiempo. Ahora bien, últimamente parece que el tamiz publicitario ha hecho especialmente presa de ellas.

A las puertas de iniciar un nuevo Adviento, tiempo de anuncio por antonomasia, toda esta actividad publicitaria despierta una sospecha de banalidad, al ver cómo se ha apoderado de las cofradías la vorágine de la actualidad, muy por encima del contenido de lo que realmente da sentido a la existencia de una hermandad.

Cofradías y juntas de hermandades dedicadas casi en exclusiva a las labores propias de un promotor turístico, centradas en el número de visitantes y pernoctaciones; una tendencia a la "procesiones magnas" empieza a ser herramienta recurrente; presencia en prensa bajo formatos cercanos al "publirreportaje", con hermandades que sufragan los gastos que conlleva la retransmisión televisiva de sus procesiones; o el uso cada vez más recurrente de lo que podríamos llamar "famosos cofrades": pregoneros, vestidores, diseñadores que son requeridos por las cofradías por el reclamo y notoriedad que aportan y no por la calidad de sus obras.

Ante esto cabe preguntarse qué debe anunciar una hermandad y principalmente ¿a Quién debe anunciar una hermandad? pues no es acaso el papel de las hermandades ser "anuncio" en nuestra sociedad cada vez más secularizada. Frente a la comercialización de la actividad de las cofradías, urge a las hermandades retomar su posición social para ser instrumentos de evangelización, puertas de acceso a la Iglesia, en definitiva altavoces del verdadero Anuncio, "que el Hijo de Dios por nosotros lo hombres, y por nuestra salvación se hizo hombre".

En tiempos de cambios y ritmos cada vez más acelerados, urge retornar a las raíces y hacer presentes los fundamentos que alentaron la proliferación de cofradías, muy especialmente el anunciar y difundir las verdades de nuestra fe.


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