jueves, 29 de diciembre de 2016

Púlpitos inigualables

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Abraham Coco

La Cofradía de la Vera Cruz procede a la lectura de una comunicación el Viernes de Dolores | Foto: ssantasalamanca.com

28 de diciembre de 2016

Escribir en vísperas de que termine el año tienta a realizar un balance sobre lo hecho. No sería mal negocio, pero resumirlo en un puñado de ítems sería desmerecer el esfuerzo altruista de un nutrido equipo de colaboradores y reiterar lo ya leído por tantísimos lectores. Cumpla esa función el enlace al archivo con el centenar de artículos publicados a lo largo del último año, distintos y diversos, complementarios e incluso contradictorios entre sí. Porque si hoy nos quedáramos en la recopilación, volveríamos a pasar por alto lo avanzado en septiembre, cuando me comprometí a ir combinando "a lo largo de los próximos meses canales, tonos, sentidos, estrategias, nostalgias y excesos" en la temática de mis reflexiones, que en alto porcentaje se han adentrado por la comunicación y el periodismo.

Escojamos, a propósito del uso de las redes sociales por parte de las hermandades, algunos de estos aspectos, para un par de apuntes. Que la cuestión genera interés lo evidencian, por ejemplo, la sesión de las Noches de San Benito que la Hermandad de Jesús Despojado ha dedicado al tema este trimestre o un par de entrevistas publicadas a diversos communities manager cofrades sevillanos, que también en esto marcan pauta. Lógico porque también en esto la dimensión hispalense es diferente: solo Esperanza de Triana y Macarena acumulan cada una unos 40.000 seguidores en Twitter. Púlpitos inigualables.

Sin complejos, porque uno siempre pudo ser de la Unión aunque no ganara champions ni ligas, las redes sociales también son útiles para las cofradías salmantinas. Hace tiempo lo percibieron y las emplean con interés y asiduidad en muchos casos. Aunque por número de miembros sean a veces pequeñas familias, el alcance de estas tecnologías aumenta su público potencial. Al igual que una procesión de Semana Santa, pero online y todo el año. La tarea de evangelización y de difusión de sus fines no se detiene. Más allá de su utilidad con los propios cofrades, lo es también con todos esos que Tomás González Blázquez agrupa como "a la espera, en la acera, desde fuera". El eco entonces se multiplica.

Por eso es preciso recordar que la cofradía sigue manteniendo su personalidad en estas plataformas. Cuando comunica, es ella quien comunica. Y todo cuanto comunica, habla sobre la hermandad. Para bien y para mal. De ahí que no debamos descuidar el tono. La cuenta de la hermandad no es la cuenta personal de ningún miembro de la junta de gobierno ni de ningún cofrade que, con la mejor de las intenciones, se ofrece a gestionar este espacio. Lo mismo sirve para la página web. Lo que en ella se difunde, es la cofradía quien lo difunde. El canal es de la cofradía. Ella determina los cauces y los tiempos. Es cierto que la información que en ella se custodia no son correos de Hillary Clinton en riesgo de acabar en manos de Wikileaks, aunque a veces se guarden con tanto celo que lo parezca. Pero tampoco debemos menospreciar su relevancia dentro de su escala y su ámbito de actuación.

Y eso nos lleva a un apunte final: para que esa comunicación surta efecto, se nos debe entender. Después podremos reprochar al intermediario (el periodista siempre tiene la culpa, a veces con mucha razón) pereza y poca profesionalidad en el manejo de la jerga; también podremos culpar al lector de falta de formación para interpretar lo que determinado vocabulario significa; pero sobre todo debemos velar por no complicar el lenguaje de forma innecesaria con una sucesión de términos incomprensibles.


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