lunes, 1 de mayo de 2017

30 de abril

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Andrés Alén

Escaparate de una tienda con imágenes religiosas

01 de mayo de 2017

Mi descuido ha precipitado este artículo a una clara improvisación y cierta urgencia, ante la inminente fecha de su publicación que es "ya".

Empiezo a escribirlo (debe tratar sobre Semana Santa) en territorio de ventisca y día desapacible, dicen que necesario, de esos en los que, no cabe duda, hay que suspender la procesión.

También es cierto que el éxito de esta Semana, de sus desfiles y parafernalia, a más de su acertada planificación y esmero, depende, como la maduración de la uva, mayormente, del sol. Así que esta última, aquí y en los demás lugares, ha sido rutilante.

Pero el sol se ha ido, como el eco sórdido de tambores y agudo de trompetas, y tengo que bosquejar algo legible sobre un tema que en Pascua de resurrección y ya dado cuenta del hornazo, da pereza volver. En estos días lo suyo es hablar de Barceló, de su Arca de Noé, su elefante pedorro, de sus estupendas performances donde el agua pinta, el aire seca y todo, con la música y el silencio, acaba por desvanecerse. Eso es lo que debería hacer con este artículo: una performance… y luego desaparecer.

Con Mayoral, que está ultimando el modelado del Cristo de la Humildad: te está quedando soberbio.

Me cuentan, no estuve aquí, que hubo bronca catedralicia sin piedad, cosas antiguas, casi identitarias, que se arregló como se pudo, o no.

Que parece que hay apuestas por saber qué procesión recorre menos itinerario en más tiempo y va en cabeza la tendencia andalucí, aunque hay más: la culpa está entre el parón y la interminable revirá (Nota 1)

Recuerdo con placer los prólogos: Poeta ante la Cruz de Isabel, el formidable pregón- ensayo-tesina Morfologías de la Resurrección a la luz de la agonía redentora (a esta es, ahí es ná) de Asunción Escribano. Los 75 de la Permanente sin despeinarse, algún concierto y desconcierto, presentación, recital o conferencia. Como son actos bajo techo no dependen del tiempo, suelen ser largos.

Sé que faltaron hermanos de paso en algunos desfiles, hombres de hombro, que no de séptima vértebra cervical y por igual valientes. Que la Semana Santa salmantina no levanta de igual modo, ni a tirón, a pulso, (ni aliviao), ni a la música, en todas las hermandades; que en las más decae. Y uno piensa que en esta ciudad, universidades y teologías no acaban de casar con la celebración popular y ya de antaño los ilustres ilustrados como Araujo en su Reina del Tormes, nos calificaban como movidos "en su holgazanería, à engullir la sopa conventual, à darse en repugnante espectáculo en las procesiones de disciplinantes y à desgañitarse pidiendo toros por cualquier motivo".

Creo que esta secular celebración otrora barroca con su curvilínea seriedad, tiende decididamente hacia lo kitsch, este arte tan actual, tan simple, repetitivo, adornado, colorido, impostado, imitativo, consumible y, por desgracia, tremendamente popular.

Kitsch es Jeff Kons, Disney, Almodóvar, Lladró, un bazar chino, una Barbie vestidera (como ciertas vírgenes vestideras también), un capillita vestido de Jueves Santo, un espectáculo drag queen o el festival de Eurovisión, los uniformes zarzueleros de ciertas bandas, sus músicas también, cristíferos quinarios con exceso de oros y de velas, un paso de palio, por precioso que sea, su movimiento acompasado y rococó… Hacia allá vamos más allá de acentos y ceceos, cruzando el Guadalquivir o el Misisipi, hacia ese arte Kitsch que Adorno clamaba como "parodia de la conciencia estética".

En fin, la otra tendencia parece ser más rústica, igual de teatralizada, con sicofonía medieval, menos cara y sin embargo perfecta en su puesta en escena; lejos de lo gótico, plateresco, barroco o churrigueresco que es como decir exenta de filigrana, busca como todo arte hacerse creíble, apariencia de autenticidad, pero tiene evidente patente zamorana, románica ciudad donde se la cuida, no se la discute y a pies juntillas se la cree.

Sigue sin salir el sol, el viento arrecia, es hora de acabar el articulo performance… y desaparecer.
                                                                                                                 

  • Nota 1 Revirá: "Sinónimo de vuelta, es la acción por la cual el paso gira noventa grados para cambiar de dirección. Es una de las maniobras más técnicas, por la que se puede valorar la mayor o menor maestría de un capataz al ejecutarla. Siguiendo los tiempos que según mandan los cánones, el paso una vez cuadrado por la embocadura de la calle, aminorará la marcha, comenzando a girar sobre su eje virtual llamándose poco a poco, el patero de la primera trabajadera en el sentido de la vuelta a derecha o izquierda, según el itinerario por el que deba pasar la cofradía en cuestión. Por el contrario el patero que vaya en la última se llamará en sentido contrario a la vuelta para que la rotación a noventa grados sea perfecta. Cuando se haya embocado con la calle a la que se vaya a entrar, a la orden de venga de frente, se alargará el paso un poco más según se pueda, hasta que suene el martillo para arriar el paso, dando por concluida la chicotá". (Publicado por Paqui)

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