martes, 27 de junio de 2017

Lo público y lo privado

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Pedro Martín

María Nuestra Madre, a hombros del turno de carga femenino de Amor y de la Paz | Foto: ssantasalamanca.com

26 de junio de 2017

Despedimos el curso hablando de un tema que cada día tiene más trascendencia, y no es otro que dirimir dónde acaba lo público y empieza lo privado. Esta discusión, que no es nueva y que podríamos pensar que es algo en lo que difícilmente podemos ponernos de acuerdo, toma dimensiones hasta ahora desconocidas por la irrupción de las redes sociales en los últimos años, y con la generalización de las mismas en todos los ámbitos de la vida, tanto personal como profesional o social.

La delgada línea roja que separa la privacidad de la exposición pública cada vez es más difusa, y asistimos con asombro a la total exhibición de determinados individuos en las citadas redes, incluso haciendo de ello un modo de vida. Lo que no está en las redes no existe, afirman.

No dudo de la bondad de las redes para comunicarnos y para informarnos, como ocurre con esta revista digital, pero me cuestiono si debemos utilizar las mismas para dar toda la información y, además, a todos, sin ningún tipo de filtros.

Mi reflexión incluye a los medios de comunicación que se nutren de las mismas y a veces se limitan a regurgitar los contenidos bebidos en las redes sin mayor confirmación, análisis o investigación para contrastar la noticia. Lo más, citan la fuente. ¿Todas las cuentas de las redes sociales son fiables? Por supuesto que no, estas están llenas de bulos y de falsedades y hay que separar la paja del grano.

Y dirán los lectores que si esto tiene que ver con la Semana Santa, y la respuesta es clara: lo tiene que ver todo. Las cofradías usamos las redes sociales cada día más y la utilización quizá no es la más adecuada, pues entiendo que debería quedar para el ámbito de lo público, para informar de actos y celebraciones que se consideren de este carácter y abiertos a todos –hermanos y fieles en general evitando exponer en los medios la vida privada de la hermandad o cofradía, que poco importa al resto si no es por cotilleo o para realizar críticas dudosamente constructivas.

A raíz de los acontecimientos vividos recientemente en las elecciones de la Hermandad de Amor y Paz, por todos conocidos a través de los medios de comunicación y de las redes sociales de la propia hermandad, me pregunto si un proceso como este debe estar bajo la atenta mirada de todos los cofrades e incluso de la ciudad, o si más bien pertenece a la intimidad de la vida de la misma y los hermanos, y solo ellos, son los que deberían de conocer los pormenores del mismo, los candidatos, las propuestas, los equipos y hasta los posibles problemas que se puedan producir en el desarrollo de la elección. Quizá son demasiadas las explicaciones que damos públicamente de algo que debe ser de la esfera de lo privado, un reflejo de nuestra sociedad. Una reflexión que nos corresponde hacer para no caer en la vorágine de exponer y exhibir toda nuestra vida cofrade, que también tiene su parte íntima y que debemos de vivir con nuestros hermanos.

Feliz verano a todos. Que disfrutéis del merecido descanso sin necesidad de contar en todo momento dónde o qué estáis haciendo. Descansad también de las redes sociales.


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