miércoles, 28 de junio de 2017

Tras el Corpus… ¿Nos basta con participar?

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Javier Prieto

Altar instalado por las cofradías del Cristo de la Agonía y del Perdón en el Corpus Christi | Foto: agoniayperdon.com

28 de junio de 2017

El pasado domingo 17 de junio celebrábamos la solemnidad del cuerpo y la sangre de Cristo, el Corpus, y en estas semanas posteriores, parroquias, conventos y cofradías amplían la piedad eucarística con procesiones sacramentales. No cabe duda de que, en los últimos años ha crecido la implicación en esta tradicional manifestación pública de fe, en torno a la presencia real de Jesucristo en la eucaristía; mayor cuidado en las procesiones, aumento de la representación de las cofradías, erección de altares, adorno de edificios… en definitiva una mayor participación en el hecho puntual de la procesión. Esto es a todas luces loable y positivo, pero ¿es suficiente?

El incremento del compromiso con la fiesta del Corpus se ve en muchos lugares de España y en su mayoría las cofradías o el entorno de las mismas están teniendo mucho que ver. En ocasiones esta participación activa puede contrastar con el proceso de secularización que viven nuestras ciudades y especialmente la disminución de la participación en los cultos eucarísticos. Este contraste reclama de las cofradías la mayor implicación posible a lo largo del año, para que la participación en las celebraciones del Corpus se vea como la respuesta coherente a la fe vivida durante al año.

La eucaristía es el centro de la vida cristiana, en la que Cristo se hace verdaderamente presente para ser nuestro alimento diario, desde ahí nace nuestra devoción a Jesús-Eucaristía; desde esta experiencia se entiende la exaltación pública de la procesión del Corpus Christi. Por ello, los cofrades tenemos un reto permanente, sintiéndonos llamados a ser parte activa de la celebración del Corpus hemos de ser coherentes en el curso cofrade con nuestra vida de fe, y la participación en la misa durante el año, siendo miembros de la Iglesia que acercan al hombre de nuestro tiempo al misterio de amor que es la eucaristía.

Y en este campo, Salamanca –a través de Coordinadora Diocesana de Cofradías y Hermandades– es ejemplo con la celebración de la vigilia mensual de Oración Cofrade. Un tiempo en el que reunirse en torno al Señor Sacramentado para rezar, contemplar y "alimentarse". Desde esa vivencia de fe, diaria, real, íntima se entiende la participación externa en el Corpus. Que las cofradías seamos en el día a día caminos que acerquen a Dios, para dar luego testimonio público de nuestra fe.


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