Al comenzar este 2021 y desearnos un feliz año nuevo, en la cabeza y en el corazón de todo cofrade y capillita surge una pregunta ¿habrá procesiones en 2021? O ¿tendremos que esperar a 2022? Se trata, sin duda, de una pregunta difícil. Puesto que, en primer lugar, nos coloca en las aguas pantanosas de esa incertidumbre en la que nos encontramos desde el pasado mes de marzo. Así, parece bastante improbable (aunque no imposible) que la Semana Santa de 2021 sea como las de siempre. Pero a la vez, es casi seguro que podremos recuperar nuestros cultos cuaresmales así como las celebraciones litúrgicas del Triduo Pascual, así como algunas reducidas y distanciadas procesiones penitenciales. Ahora bien, el Corpus, las romerías y las fiestas de gloria, siguen siendo una incógnita en la que imaginar, todavía es gratuito.
En segundo lugar, la pregunta por las procesiones del 2021 se torna difícil cuando se formula delante de las personas que no comparten nuestra pasión cofrade. Ya que muchos no acaban de entender que nuestro deseo de salir a la calle es mucho más que una afición, un ansia superficial de fiestas o un apetito egoísta que ignora desde una burbuja la realidad dolorosa que le rodea. No, nuestra pregunta por la posibilidad de las procesiones en lo profundo habla de un deseo de encuentro con Dios y con los hermanos. Porque los cofrades sabemos que, siendo cierto que Dios está en todas partes, a nosotros se nos hace presente de una manera especial cuando caminamos por las calles dando testimonio público de nuestra fe. Y también, que aunque esta pandemia quizá nos haya enseñado a ser hermanos de una manera muy profunda, tenemos ganas de volver a abrazarnos sin miedo, con ese abrazo profundo que los hermanos se dan cuando el paso ha entrado en la Iglesia después de la procesión.
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