31-05-2021
En los últimos días hemos presenciado la presentación gubernamental de la «flamante» España 2050, un proyecto político que recoge medidas a largo plazo con las que conseguir una evolución global de nuestro país. Sin embargo no es motivo de este artículo, ni así es pretendido; su explicación, justificación, ni mucho menos, crítica de este y más que ambicioso plan nacional.
Reflexionando acerca de nuestra Semana Santa, «la mejor del mundo» ‒término acuñado en los últimos años por los altos mandatarios cofrades salmantinos‒, se me plantea la sugerencia, la preocupación y, por qué no decirlo, el proyecto de una Agenda cofrade salmantina 2050. Aprovechando el símil con la actual situación nacional.
El guante desde aquí queda arrojado, quién sabe si algún osado como yo, con capacidad y responsabilidad de llevarlo a la práctica, se atreve a recogerlo. El planteamiento de ello ya sería, una clara victoria común, bajo mi humilde y a la vez pretenciosa opinión.
Desde el año 2003, año en el que la Semana Santa Salmantina obtuvo la declaración de «Fiesta de Interés Turístico Internacional», hemos acudido a una carrera continua por exportar al exterior nuestra celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor. Ferias de Turismo; presentaciones fuera de nuestra ciudad; celebraciones de congresos; documentales y reportajes gráficos; emisiones televisivas; exposiciones y exhibiciones; campañas turísticas… un sin fin de actos, con los que se ha conseguido dar a conocer y captar «consumidores» (permítaseme la utilización de este concepto, dentro del carácter turístico que pincela el presente artículo) gracias a nuestras procesiones. Programas que, sin ningún tipo de duda ni crítica, han hecho de nuestras celebraciones un claro referente en el campo nacional e internacional, aportando de esta manera beneficios, tanto para nuestra ciudad como para las distintas cofradías, hermandades y congregaciones de Salamanca.
Pero… ¿Y si es momento de crecer internamente? ¿Y si es la ocasión de una reorganización verdaderamente práctica y común? ¡Qué decir de una modernización de todas y cada una de las cofradías! Renovaciones artísticas; unificación de criterios estructurales y organizativos; creación de una «carrera oficial» con la que potenciar las verdaderas virtudes de cada cofradía; fundaciones de asociaciones para los diversos colectivos protagonistas en las manifestaciones públicas de fe; realización de pasajes pasionales inexistentes en nuestras procesiones y que son esenciales en la evangelización de la Pasión de Cristo; impulso del culto y asistencia durante todo el año a los numerosos actos que se organizan.
Un proyecto con el que involucrar más a la ciudad, tratando de fomentar el orgullo colectivo por todas y cada una de las hermandades. En definitiva, un intento con el que mirar hacia dentro de nosotros mismos, con el objetivo de crecer internamente, para después sí, pelear en el exterior por ser «la mejor semana santa del mundo».
Una agenda común a todos y cada uno con el objetivo final fijado en 2050 (entiéndase como una metáfora del carácter perdurable de la misma). Una recopilación de medidas, ideas y acuerdos con los que llegar a una verdadera expresión pública de fe sensata, verdadera y global de una ciudad entera. Sin conflictos banales, reticencias personales infantiles, orgullos intolerantes y peleas triviales, por poderes que no llevan a ningún lado más que a la autodestrucción propia de todo lo que somos, y sobre todo, pretendemos ser.
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