viernes, 29 de octubre de 2021

Sálvate a ti mismo

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P. P. Mateos

Cristo entre los ladrones, grupo de Galo Conesa para la Archicofradía de Jesús Nazareno de Alhama | Foto: Juan Ayala

29-10-2021

Este es el criterio que usamos en nuestro mundo para determinar si alguien es creíble. También Jesús fue cribado con él al punto de la muerte en palabras del Ladrón impenitente y en palabras de los presentes «que se baje de la cruz y creeremos». Durante su vida encontramos a Jesús en Nazaret donde él mismo cita el viejo refrán: «Médico cúrate a ti mismo…».

Salvarse a uno mismo como criterio de fiabilidad es también la razón por la que no podrá darse una fraternidad universal que tenga como garantía esa máxima de credibilidad. ¿Por qué? Porque uno es creíble si primero se da a sí mismo lo que ha de compartir con todos. De este modo el amor propio se antepone al amor fraterno y por tanto el amor al otro pasa a un segundo lugar siendo más importante «yo» que «nosotros».

Justamente el camino señalado por Jesús es el contrario: «Niégate a ti mismo» y es el que han seguido quienes han pretendido vivir la fraternidad universal. Entre ellos destaca Francisco de Asís, que nos ofrece una de las vivencias más absolutas de renuncia de sí mismo conocidas. Otro más actual, Charles de Foucauld, apóstol de los Tuareg. El mensaje de Foucauld: fraternidad. Este mensaje sigue interpelando desde Tamanrasset (Sahara argelino) todavía en nuestros días. Entre ambos, anteriores a ellos y posteriores a ellos, existen numerosos ejemplos desde los Padres del Desierto hasta la madre Teresa de Calcuta, contemporánea nuestra.

La fraternidad está muy vinculada con la intemperie exterior (pobreza) e interior (humildad), y parece claro que de este modo dejamos de tener intereses personales. Esta carencia de intereses es lo que hace creíble a quien haga una apuesta vital por esta opción de vida. Justamente lo contrario de salvarse a uno mismo. No se puede esperar nada de quien quiera salvarse a sí mismo dado que dejará de perpetuarse si pierde zona de confort y anillo de seguridad.

Fácilmente se ve que la ausencia de intereses no es compatible con «sálvate a ti mismo». Es necesario que los cristianos nos tomemos en serio una reflexión personal sobre lo que es la fraternidad y cómo llegar hasta ella en nuestros días.

Una máxima tan insolidaria como «sálvate a ti mismo» puede y debe ser evangelizada de forma que llegue a ser fraternidad. La fraternidad no es un pacto, ello conlleva equilibrio de intereses, es justamente una propuesta que elimina todo interés y por lo tanto no es compatible con ninguna otra propuesta, aunque tenga puntos concretos en los que pueda coincidir con otras propuestas.

Por otro lado, la relación de fraternidad con la naturaleza es incontestable. La naturaleza es lo único en que se sustenta fraternidad dado que vivir sin intereses es vivir únicamente de lo que se encuentre. Así pues, fraternidad y ecología han de formar parte de la misma reflexión.

Fratelli tuti y Laudato sí son las dos últimas encíclicas del Papa Francisco. Quisiera que estas líneas supusieran un aliento para que leamos todos los cristianos estos dos documentos del Papa que están de incuestionable actualidad en nuestro mundo.

Para terminar, recomiendo a quienes hayan intuido que es imposible vivir la fraternidad sin la ayuda del Señor, el libro Díselo a Dios de Luigi Giogia sobre la oración publicado en Ed. Sígueme. Puesto que la oración de quien busque la fraternidad es la oración de Jesús, desprovisto de sí y entregado al Padre por el bien de los hermanos. Una donación que no es de cosas, y menos aún de cosas que me sobran, es una donación de sí mismo a la que debo corresponder con una donación de mí mismo.

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