viernes, 26 de noviembre de 2021

Es hora de ‘caminar juntos’

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 Xuasús González

Taboletas de Jerónimo Prieto | Foto: Pablo de la Peña
26-11-2021

Fue el papa Pablo VI quien, en 1965 –hace ya más de medio siglo–, en el marco del Concilio Vaticano II, impulsó los sínodos de los obispos, asambleas –la primera se celebró en 1967– en que se reúnen prelados de todo el mundo para asesorar al romano pontífice en cuestiones de interés para la Iglesia universal. El próximo, que tiene por título «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión», se celebrará en octubre de 2023 y, desde luego, será muy especial…

Y es que el papa Francisco ha querido en esta ocasión que todos (hombres y mujeres, jóvenes y mayores, religiosos y laicos…) podamos «caminar juntos» –que es, en definitiva, lo que significa «sínodo»–; que participemos, cuantos más, mejor, en este proceso que durará dos años, y que se iniciaba con la publicación del Documento preparatorio y el Vademécum –un manual– el pasado 7 de septiembre. El camino sinodal era inaugurado por el papa en Roma el 9 de octubre, y comienza con una fase diocesana, a la que seguirá otra continental para culminar, por último, con la de la Iglesia universal; y en donde, guiados por el Espíritu Santo, se tratará de dar respuesta a una pregunta fundamental: «¿cómo se realiza hoy, a diversos niveles (desde el local al universal) ese “caminar juntos” que permite a la Iglesia anunciar el evangelio, de acuerdo a la misión que le fue confiada; y qué pasos el Espíritu nos invita a dar para crecer como Iglesia sinodal?»

Es, pues, a las Iglesias locales a las que les toca ahora pronunciarse. Y en ello estamos. El 17 de octubre arrancaba esta fase diocesana –que se prolongará hasta el próximo mes de agosto– y, en estos momentos, se están inscribiendo grupos sinodales que se han de reunir para reflexionar sobre distintos asuntos y, después, responder a un cuestionario; conclusiones que serán recogidas por cada diócesis y sintetizadas por la Conferencia Episcopal, lo que contribuirá a preparar el Instrumentum Laboris –documento de trabajo– para la fase continental –que se desarrollará entre septiembre de 2022 y marzo de 2023–; después, cada una de las siete asambleas continentales elaborará un documento final que será enviado a Roma para, finalmente, preparar en segundo Instrumentum Laboris que será utilizado en la última fase: la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, que tendrá lugar en octubre de 2023.

Estamos inmersos, por tanto, en un proceso de gran importancia en el seno de la Iglesia; y el mundo cofrade, como parte que forma de ella, debería tener una presencia importante, formando grupos en las propias corporaciones y participando activamente en su desarrollo. Muchas veces nos quejamos de que la Iglesia –la jerarquía, se entiende– no escucha a sus fieles; o que Palacio y las cofradías no siempre parecen seguir el mismo camino… Pues es esta una muy buena ocasión para pronunciarnos, para dejar constancia de nuestro parecer; así que, ya que nos preguntan… qué menos que responder, ¿no?

Pero, además, esos cuestionarios que se remitan desde cada grupo sinodal a la diócesis, más allá de que cumplan con su cometido de cara a siguientes fases, conformarán una buena «radiografía» del sentir de cada Iglesia particular; o, lo que es lo mismo, será una información de gran interés a nivel diocesano y muy útil a la hora de marcar líneas de actuación, de decidir en distintos aspectos el camino a seguir. Y el punto de vista de los cofrades –ni que decir tiene– no debe faltar.

 


 

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