miércoles, 2 de marzo de 2022

Ya está aquí

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 Roberto Haro

María Nuestra Madre | Foto: Pablo de la Peña
02-03-2022
 

Ya está aquí. Ya falta menos para ver los primeros nazarenos. Ya se empiezan a ver las túnicas planchadas y colgadas en las habitaciones de las casas. Hoy estamos inaugurando la cuaresma y las cofradías y hermandades tienen ya puestos los ojos, después de dos años sin celebrar, en los cultos y procesiones como antaño. Rito anual, incienso, suena una marcha. La túnica junto al capirote. El rosario, calcetines, guantes, la medalla, todo en perfecto estado de revista, esperando el momento de tomar posesión de un cuerpo, de ser uno con él durante unas horas. Y empiezan a oírse marchas cofrades en los coches.

Todo se está preparando para que cuando llegue el día todo esté listo y pueda lucir la procesión más reluciente que un rayo de sol tras un día de tormenta. Preparativos nerviosos ante la incertidumbre del qué pasará el día de mañana; exornos florales, recorridos, limpieza de los enseres, reparación de material dañado… Todo se está ya diseñando para el gran día.

Sí, ese momento en el que durante las horas de procesión muchos serán anónimos, y no podrán alzar la voz, ni quejarse. Su silencio, que será también el nuestro, será el único que hablará por nosotros. Y como la gran mayoría aún no sabe escuchar el silencio, hablaremos desde estas líneas para decir basta.

Basta ya de tener que aguantar recorridos infames, aunque estén en fase de prueba. Los experimentos, señores, con gaseosa. No se sabe bien la tortura que supone el itinerario de cualquiera de nuestras cofradías hasta que no se sufre. Itinerarios en busca de una estrechez, una foto, una «revirá» para lucirse. Unos itinerarios que podrían ser cubiertos en muchísimo menos tiempo del que se hace, recorridos incómodos para todos, para los que salen en procesión y para el público en general. Y todo por intentar ser los más «guays» y dar la nota.

Basta ya de parones. Los horarios, se supone, están para cumplirlos. Incluso para hacerlos más cortos si se pudiera y quisiera. ¿Saben lo que sufren los hermanos de fila cuando se lleva más de quince minutos a pie parado después de horas de procesión? No me extraña que seamos una especie en extinción. Hay que ser muy valiente para repetir cuando algunas cofradías estarían en la calle doce horas si les dejasen.

Basta ya de tener que ir sorteando manadas de seres alrededor de los pasos, ya sean cofrades o pseudofotográfos. Lo malo es que la culpa no es de las pobres criaturas, sino de los que les permiten pulular en medio del cortejo como quien manda a los niños a un quiosco a buscar golosinas. Y si los cofrades se llevan un pisotón, te aguantas. Si te empujan, no haberte metido. Entonces, si te dan un ciriazo por pesado te (piiiiiiiiiii). Hay que tener sentido común; respeto, que lo llaman otros.

Basta ya de encontrar a cofrades con medallitas y costaleros fuera de las filas de la procesión, buscando un sitio donde poder descansar de tanto «cansancio» por el recorrido y desconectar por momentos de esa situación. Solo así pueden tomarse la cervecita de rigor sin «molestias», pitillo mediante. Anda, qué cosas se ven.

En fin, que como nada de esto va a tener solución, habrá que apechugar con la penitencia extra que sufre el nazareno y quienes acuden a ver la procesión. Sería fácil que el mandamás de cada cofradía pusiera un poco de su parte para controlar estas situaciones, sobre todo ahora que iniciamos la Cuaresma y la preparación de la próxima Semana Santa. Sí, esa que ya mismito está aquí.

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