Lo que te hace única

 Lira Félix Baz

Célebre frase de Cervantes en la calle BenedictoXVI | Foto: Pablo de la Peña

 19-10-2022

Si el Manco de Lepanto dijo de Salamanca que «enhechiza la voluntad de volver a ella a todos los que de la apacibilidad de su vivienda han gustado», hagámosle caso. Voy a jugar con ese concepto de una Salamanca que enamora a lo largo de esta columna. Al fin y al cabo, hace veinte años, un grupo de cien escritores de cincuenta y cuatro países eligió El ingenioso hidalgo don Quijote de La Mancha como la mejor obra de ficción de la historia de la humanidad. No voy a encontrar un currículum más contrastado que el Cervantes para decir que Salamanca es única.

Si ya de por sí Salamanca hechiza al que la visita, si a ese encanto que tiene como ciudad bonita que se sabe, cautivadora de todo aquel que la pisa, démosle, a las personas que se acercan a nuestra ciudad en Semana Santa, aquello que dorada Salamanca mía solo tú puedes ofrecer.

Hay momentos de la Pasión salmantina que cautivan al devoto y al espectador por igual. Uno por la fe que muestra ante la imagen que venera y el otro por el espectáculo que tiene ante sus ojos.

Ambos quedan seducidos por la singularidad de la belleza que es el encuentro de la imagen de una madre y un hijo o, lo que es lo mismo, el Santísimo Cristo de la Luz y Nuestra Señora Madre de la Sabiduría ante el frontal Plateresco de la Universidad de Salamanca con el Gaudeamus igitur como banda sonora. Esto solo se ve en Salamanca.

Con el Patio Chico como escenario, un coro de voces gregorianas que no siempre será el mismo. Por ello conviene acercarse a este enclave único de Salamanca que viene de la mano de la Hermandad Franciscana y seduce al que allí se aposenta para ver el paso del Cristo de la Humildad. Así, solo se escucha en Salamanca.

Fascinados permanecen por igual el piadoso y el mirón al ver al Cristo de La Liberación, adornado durante el recorrido procesional por cofrades que portan en sus manos tavolettas, una maravillosa galería de arte. Los ojos se posan en las pinturas que, representando distintas escenas de la Pasión, fueron ideadas por la genialidad e imaginación de Jerónimo Prieto, uno de los grandes pintores salmantinos de nuestro tiempo. Esto solo se contempla en Salamanca.

Al creyente y al entusiasta de la belleza, Salamanca le ofrece algo sugestivo estos días de Pasión: El Poeta ante la Cruz. Un embriagador acto donde maridan la poesía, la música y el arte. Versos dedicados al Cristo de la Agonía Redentora sacados uno a uno del tuétano del poeta. Sobrecogidos y embelesados, los asistentes palabra a palabra, verso a verso, perciben el hondo sentimiento que evoca al poeta la imagen de un Cristo que ve como se le escapa la vida y está presente la muerte. El poema envuelve el ambiente y las voces del coro Francisco Salinas convierten la Catedral Nueva en un lugar atrayente. Esto solo se conjuga en Salamanca.

Debemos poner en valor estos actos porque consiguen que la Semana Santa de Salamanca sea especial. Lo demás es más de lo mismo, una imitación. Procesiones que el visitante puede encontrar en otras ciudades, las auténticas, porque son muy pocas las imágenes que de verdad tienen valor artístico.

Reconozcamos que son escasas las procesiones que están a la altura del lugar por donde transcurren, por esas calles, plazas y monumentos que son Patrimonio de la Humanidad, que se dice pronto. El reto es ser Patrimonio de la Humanidad en lo que podemos aportar nosotros, no en acurrucarnos al abrigo del legado que nos dejaron los que nos precedieron.