lunes, 23 de enero de 2023

Las voces calladas de aquel 2003

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 Ángel Benito

Nuestra Sra.del Gran Dolor, protagonista del cartel municipal de la Semana Santa en 2003 | Gabriel Alonso García


  

23-01-2023

La Semana Santa de Salamanca celebra el XX aniversario de la designación como Interés Turístico Internacional, un título que obtuvo en 2003 cuando solo lo compartían otras seis ciudades

Hace unos días se presentaba en Fitur el vídeo promocional de la Semana Santa de Salamanca con motivo de los veinte años de la declaración de Interés Turístico Internacional, una designación que, en su momento tuvo una gran repercusión y que solo se compartía con otras seis ciudades españolas: Zamora, León y Valladolid en la propia Comunidad; Cuenca, Sevilla y Málaga. El título que aún hoy ostentamos, aunque ha perdido categoría por la proliferación de designaciones, fue posible gracias a una carrera de fondo en la que hubo muchas voces calladas y otras más grandilocuentes, presididas por el entonces alcalde, Julián Lanzarote.

Fue durante la presentación del cartel anunciador de la Semana Santa un 15 de febrero de 2002, cuando se esperaba al menos a que hubiera nacido para llevar a cabo la ejecución (si se me permite la ironía) cuando el primer edil aprovechó su discurso para proclamar la apertura del inicio del expediente para la declaración del Interés Turístico Internacional. Ocho meses después se daban los primeros pasos con la Junta de Castilla y León y el Ministerio de Turismo para la concesión con un convenio de colaboración. El presidente de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, también se comprometía públicamente a dar su apoyo a la iniciativa y la directora general de Turismo entonces, Mercedes Sánchez, daba también su respaldo.

Todas las piezas se iban colocando a nivel institucional mientras que las voces anónimas trabajaban en hacer el engranaje para tejer el marco sobre el que asentar lo que posteriormente sería la llegada del título. Si bien fue el Ayuntamiento el encargado de impulsar la distinción, ¿hubiera sido posible sin el trabajo callado y altruista detrás del telón? En especial, fue trascendental la figura de Francisco Javier Blázquez, encargado de elaborar el extenso dossier y cuya obra Semana Santa salmantina. Historia y guía ilustrada’, editada en el año 1992, fue y ha sido referencia para decenas de periodistas, entre los que me encuentro, y base para la posterior elaboración de los libros oficiales de la Semana Santa cuyo último tomo se está esperando. También lo fue la entonces Concejalía de Participación Ciudadana, así como las bases fotográficas de las cofradías para aportar el valor documental.

Callada también fue la labor de Julián Alcántara al frente de la Junta de Semana Santa. Pocos recuerdan que antes de conocer si aquel año habría o no designación, un 7 de enero anunciaba que no se presentaría a las próximas elecciones de la entonces Junta de Cofradías que presidía. Daba un paso al lado ya sabiendo que la labor estaba realizada y todo entregado. «Ocho años dan mucho de sí y es momento de dejarlo», reconocía a los medios locales por aquel entonces.

Todo se hacía de una manera callada para que, finalmente, el 14 de marzo de 2003 Juan José Güemes notificaba a Lanzarote que la Secretaría General de Turismo había otorgado el título a la Semana Santa de Salamanca. En la declaración se reconocía un meritorio conjunto artístico y un legado histórico, que atesoraba la ciudad pero que había sido necesario recopilar, documentar y contextualizar para darnos cuenta de lo que realmente teníamos. Esa cuestión de la que, a día de hoy, seguimos sintiéndonos avergonzados en todas las parcelas. Nuestra Señora del Gran Dolor ostentaría el cartel de aquel año.

Una declaración justa que no hubiera sido posible sin las voces calladas de aquel viejo ya 2003.

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