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| Cristo de la Humildad y Ntra. Sra. de la Esperanza. Pregón de Manuel Muiños | Foto: Manuel López Martín |
10-03-2023
Decía Enrique de Sena, inolvidable director de El Adelanto y uno de los grandes personajes históricos del pasado siglo en Salamanca, que un buen titular en un medio de comunicación es oro puro y que provoca satisfacción en unos casos o preocupación en otros cuando se prevé lo que puede encerrar su contundente incitación.
Me viene ahora a la memoria -fíjate tú- aquella información sobre el pobrísimo y decepcionante pregón de la Semana Santa del año 2009, que escribía un jovencísimo aspirante a periodista. Abraham Coco Barajas, echándole valor como nadie más lo hizo, desnudaba, contando la verdad, el pregón y al pregonero de aquel año. El Adelanto, al día siguiente, magistralmente, como medio informativo daba la nota frente a sus colegas. Lo curioso es que, en aquellas páginas que levantaron polémicas y aplausos, el jovencísimo reportero se atrevía a criticar el decepcionante pregón, mientras que resaltaba el día anterior a un tal Ferreira Cunquero por haber cantado y contado las excelencias de la Ciudad del Duero en su pregón de la Semana Santa de Zamora en Salamanca.
Es digno de ser recordado aquel 2009, porque brilla en la evocación con acento sublime aquel atardecer en que mi maestro y admirado Antonio Sánchez Zamarreño era el poeta que, ante la cruz, nos deleitaba con uno de los más brillantes poemarios que hemos podido disfrutar a lo largo de la historia en ese impresionante y más que reconocido acto literario cofrade que organiza la Cofradía del Yacente.
Lo que ocurra este año en la cita del Liceo, la verdad, me suscita escaso interés. De antemano el papel está vendido en taquilla y se cortarán orejas y rabos (emulando a mi colega Alex) sin que sea obligado adelantar la pierna o medir con soltura los terrenos. Pero sobre este asunto, no quiero darle punta al lápiz, no se me vaya a desbocar por el papel el asno de mis entretelas, ni me apetece tampoco afilar la puntilla para dar ningún cachetazo.
Emulando lo que decía Abraham en El Adelanto, creo que el pregón de la Semana Santa de Salamanca en esta anualidad, vamos a disfrutarlo a lo grande en Valladolid. Y es que, dejando aparte la amistad y el cariño que pueda tenerle a Félix Torres por esa ligazón que nos une a este grupo tertuliano o por compartir cacho fraternal en la Franciscana, estamos ante un cofrade que siente y ama todo lo que tiene que ver con los días santos salmantinos.
Me consta que Félix estaba en la agenda de José Adrián Cornejo para ser pregonero de Salamanca antes de este ensayo que, en la ciudad del Pisuerga, va a afianzar su candidatura para pisar las tablas del Liceo, seguramente antes de lo previsto.
Y es que Félix lo tiene todo para brillar como pregonero. Conoce el mundo de las cofradías y vive con pasión todo lo que rodea a este atractivo ambiente que genera la religiosidad popular cuando activa como núcleo, con tinte existencial, la vivencia.
Su ilustración más que demostrada dentro y fuera de los ámbitos universitarios, ha dotado a Félix de esa mesura que sabe contrarrestar el obcecamiento apasionado que a veces surge como resultado de los trasfondos semansanteros, que expanden el chismorreo o el bulo como parte imprescindible de esa patología religiosocañí que tanta juerga y diversión nos regala.
Me imagino a Félix Torres, en estos días previos a su pregón, repasando, quitando y poniendo palabras que redondeen todo lo que quiere cantar su corazón entre experiencias dominicanas y recientes anocheceres del Sábado de Pasión. Me pregunto cómo le atenazará el dolor pensando en la que es su Hermandad de toda la vida. La Señora de la madrugada o la que porta sobre su regazo al Hijo yerto en su Piedad, cerca del Jesús de la Pasión que aguarda la cruz para expandir su Buena Muerte, ¿qué le estarán sugiriendo? ¿Con qué dolor en Pucela nos hará cómplices de su pesadumbre el pregonero?
Lo que más me interesará es intentar descubrir en Félix Torres González lo que se guardará como un tesoro para brillar algún día, espero que no muy lejano, sobre el escenario del Liceo.
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