viernes, 28 de abril de 2023

Brotes verdes, savia nueva

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Tamara Velasco

Foto: Adrián Prieto

28-04-2023

Aún percibo el dulce olor a incienso que guiaba hasta María Nuestra Madre a su paso por la Clerecía; todavía perdura la cera en las calles más señeras de la ciudad; retumba en mi cabeza desde aquel Lunes Santo el sonido de las cadenas del penitente que acompañaba al Cristo de los Doctrinos; recuerdo, como si hubiese sido ayer, las miradas cansadas pero felices de mis hermanos al terminar la procesión… no ha pasado ni un mes desde que finalizó esta Semana Santa y ya estoy deseando que llegue la siguiente.

Las sensaciones, en general, diría que han sido buenas y el pesimismo que imperaba el año pasado después de un largo barbecho en el que veíamos, aún más si cabe, languidecer a muchas de nuestras hermandades, ha pasado a un segundo plano y comienzan a verse brotes verdes. Bien es cierto que algunas han tenido muchos problemas para sacar sus pasos a la calle y cumplir aquello a lo que estamos llamados en esos días, profesar y hacer pública nuestra fe, pero ningún paso se ha quedado en «casa», ya sea gracias al tremendo esfuerzo de los hermanos de carga (en algunas ocasiones con cuadrillas más bien escasas), o bien porque han salido a ruedas (preferible en mi opinión, antes de que un paso se quede sin salir).

El elevado número de altas que han experimentado muchas hermandades; los magníficos proyectos creados con gran acierto, como por ejemplo el «Proyecto Ilusión» realizado por la Hermandad de Jesús Amigo de los Niños; los actos organizados por las Hermandades Universitaria y Flagelado con motivo de sus 75 aniversario; el traslado de la imagen titular de la Hermandad de Jesús Despojado a Alba para conmemorar el año Jubilar Teresiano, por nombrar unos cuantos; así como la gran afluencia de personas que había en todas las procesiones sin excepción, hace pensar en que, poco a poco, comenzamos a dejar los miedos a pandemias a un lado y damos un paso al frente para continuar con nuestra labor.

Mención especial, en mi opinión, merecen este año la Hermandad Franciscana y la Archicofradía del Rosario, antagónicas entre sí en la forma, pero no en el fondo, por sus impecables salidas penitenciales. Yo, firme defensora de lo castellano, austero, sencillo y recogido, desvinculada de los aires sureños (aunque igualmente veo en todas y cada una de nuestras imágenes sagradas a mi Madre y Padre del cielo), la Archicofradía cada día me sorprende más. Es ejemplar en la disciplina de los penitentes, en el cuidado detalle de todo lo que envuelve al cortejo, en la catequesis que anuncian desde la cruz de guía hasta el último penitente, espectacular su puesta en escena.

Pero no todo ha sido tan excepcional, pues hay materias que abordar en las salidas penitenciales. Dos son los temas a mejorar, y mucho. La primera, la cuestión de los hábitos, asunto que a casi todas las hermandades salpica pues el aspecto que se da al público es bastante mediocre. Pantalones de colores asomándose por debajo de túnicas a las que les faltan centímetros por todos lados, zapatillas no precisamente discretas en lugar de un calzado adecuado, telas descoloridas, sucias o mal planchadas… el fondo del motivo por el que procesionamos es obvio y notorio, pero la forma es igual de importante y necesaria para transmitirlo de un modo adecuado. La segunda cuestión es la de los fotógrafos, acreditados y no, dentro de los cortejos. En mi opinión, fue penoso ver una procesión como la del Martes Santo cuidadosamente formada ocupando la calle Libreros hasta el Patio de Escuelas con sus cruces, en silencio y recogimiento, y lo único que se veía en medio era a personas pululando entre cruces. Entiendo y respeto el trabajo de los profesionales del gremio, pero hay líneas que deberían delimitar esto. No todo vale para la foto.

No quería despedirme de este curso, que llega a su fin, sin antes agradecer a todas las personas que ya no forman parte del equipo de la Coordinadora Diocesana su servicio y su tiempo dedicados. Espero que todas aquellas personas que veían la necesidad de un cambio en el equipo presten su servicio con la misma vehemencia con la que buscaban una renovación. Los que seguimos, estaremos esperándoos con los brazos abiertos. Comienza una nueva etapa, ojalá sigan creciendo esos brotes verdes.


 

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