lunes, 1 de mayo de 2023

Las de la página 54 y otras treinta flores de mayo

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Tomás González Blázquez


01-05-2023

 

Tarde de Miércoles Santo. Juan Carlos toma asiento tras la mesa vestida de azul que es, a un tiempo, petitoria y donante. A su izquierda, la puerta abierta; a su derecha, el paso del Nazareno Chico preparado para salir cuarenta y ocho horas después. Ana es de las primeras en acudir al reclamo de una firma y, sobre todo, un encuentro. Mientras ojea y hojea, sus ojos recalan en la hoja. Tenía que ser precisa y providencialmente esa, la de sus flores, la que fuera vientre para los versos-frutos de Esther. Olor a imprenta y a jardín en aquella capilla en vísperas que anhelaba la Pascua florida confiando su florecimiento a la Madre, Alma Mater. Era 5 de abril pero ya se soñaba con este mayo recién nacido, porque mayo siempre se espera como su agua.

1. El labora cofradiero sería vulgar activismo si no lo precede, lo sucede y lo preside un ora paciente y cuidado. 2. «Las espinas de la vida serán las flores de la eternidad» (San Juan Bosco). 3. Quinientos diecisiete años necesitando a sus cofrades, a todos y a cada uno. 4. ¿Ves en la cruz de mayo un brote verde? / ¿No ves, en cinco flores, cinco heridas? / Las acciones del Señor no olvidas / si dejas que ese árbol te recuerde. 5. Cada viernes de Pascua nos invita a recorrer estaciones del vía lucis para encontrar gloria en las llagas, vida donde hubo muerte. 6. Azulines, todo un reto de acompañamiento, de transmisión de la fe, de siembra de la única semilla.  7. Alma Mater es regalo en este Día de la Madre: para ella, para las que en ella aprenden, para los que como ella acogen. Con las de la página 54 y el resto de las maravillosas flores que Carmen Borrego ha cultivado.

8. Un mes ya desde que Paulina y Rosario pusieran a los pies del Resucitado la alfombra para su fiesta, como perfume de nardo derramado. 9. Y un mes desde que guardara uno de sus pisados claveles, custodio de santas huellas, para confiarlo al agua junto al agua, allá en la orilla romera de la Tierra del Pan, entre el banco y el puente. 10. «Más fruto se saca examinando cada uno su conciencia que queriendo remediar la ajena» (San Juan de Ávila, patrono del clero secular español y doctor de la Iglesia). 11. No es cruel la conciencia cuando muerde / sino buen pastor de ovejas perdidas: con su tierna voz las quiere reunidas, / volverá a buscar si una se pierde. 12. Dos semanas para las promesas, hasta del Paraíso si es preciso, mientras aprendemos a sacar la Semana Santa de las concejalías de cultura, turismo o festejos. 13. Fátima, pero también la Dedicación de la Catedral de Salamanca, floral en cuanto mariana en su emblema, iglesia madre... y además grande para poder ejercitar más a gusto la maternidad. 14. Peregrinos a Cabrera, tras la misma Cruz que volvió con sus rojos claveles a la casa de todos, la procesión del Resucitado; ojalá regresen o acudan los ausentes: puerta abierta.

15. Labrador Isidro, protector de cofrades hortelanos, procura siempre quitar el agua y poner el sol como este año. 16. Un sendero misterioso une el jardín del Edén con aquel donde había un sepulcro nuevo y Jesús fue confundido con el jardinero: para no perdernos, el mapa está en otro huerto, el de Getsemaní. 17. San Pascual Bailón, patrono de la adoración eucarística, no pocas veces proscrita, bendita moda si acerca almas a Cristo, por ejemplo en medio de una procesión. 18. ¿Ves cómo hace de la Cruz cayado, / la floreada vara que es sostén / y que en sus pétalos de paz sosiega? 19. «Eres huerto cerrado, hermana mía, esposa» (Cnt 4,12). 20. El Señor Dios Altísimo te ha bendecido, Virgen María, entre todas las mujeres de la tierra, porque ha sido glorificado tu nombre de tal modo, que tu alabanza está siempre en la boca de todos (antífona de entrada de la Misa del Dulce Nombre de María). Bendición en San Esteban, para que en Jueves Santo salga a las calles tras el paso de la Santa Cena. 21. La Ascensión ahora, otrora el domingo de su infraoctava, o cómo fijar los ojos en la Cruz para hacer memoria de sus milagros y orar en la espera del Sancti-Spíritus prometido.

22. Era lunes y vino a mi lado, sosteniendo con blancos guantes la sacra que aquella noche recordaba a Benedicto XVI con su Deus caritas est, a la vera del Cristo de la cruz verde; la madre siempre está al lado: ¡gracias! 23. En los patios de los colegios, y más si son salesianos, se riegan las plantas que surtirán de flores tantos pasos, tantas tardes, tantas vidas. 24. Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros. 25. Flor de un mayo en Gólgota elevado, / la victoria de Cristo Nuestro Bien / en la Cruz, que es altar, brota y se entrega. 26. «Sed buenos si podéis» (Felipe Neri, el santo rodeado de españoles, que a sus niños enseñaba a cubrir de flores las peanas de la Virgen, venid y vamos todos...). 27. El último sábado reserva su aurora para la oración del rosario, Gran Vía adelante, y también es amanecer de nuevos servicios a la Iglesia diocesana: «Es un equipo joven. Hay que apoyarlo. Reza mucho». 28. Entre nosotros hay partos, medos y elamitas, monacales y costaleros, habitantes de Mesopotamia, de Judea, Capadocia, Triana y Bercianos de Aliste, del Ponto y Asia, del barrio de la Macarena y del de Garrido, de Frigia y Panfilia, de Calanda y Medina de Rioseco, de Egipto, de la zona de Libia que limita con Cirene y de la zona del paso blanco de Lorca que limita con el paso azul, hay ciudadanos romanos forasteros, tanto judíos como prosélitos, hay cofrades y no cofrades, cretenses y árabes, salmantinos y turistas, y cada uno los oímos hablar de las grandezas del Señor en nuestra propia lengua (cf. Hch 2,9-11): Pentecostés, Pascua del Espíritu Santo.

 
29.
Lunes de Pentecostés, María / que es la Madre de la Iglesia, / que es Rocío y es la Concha / caminando hacia La Hiniesta. 30. Una vez salí de casa y tuve un barrio que le reza a la Virgen del Yermo, para la que guardo mis flores de esa edad en la que empecé a aprender a ser médico en la querida Zamora. 31. «María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña» (Lc 1,39). Levantarse y caminar lo hace estupendamente Juan Carlos López Pinto, por muy escarpada que sea la montaña, y aquí está su generoso Alma Mater, siguiendo el ejemplo de la que a su solícita visitación fue respondida por Isabel con el mayor piropo que nunca se ha pronunciado, la flor más hermosa de la Historia: «¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! Bienaventurada la que ha creído» (Lc 1,42.45).


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