lunes, 27 de noviembre de 2017

Del sentimiento a la madurez

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Ángel Benito

Nuestro Padres Jesús del Vía Crucis, a su paso por la Plaza Mayor el Jueves Santo | Fotografía: Hermandad del Vía Crucis

27 de noviembre de 2017

La Hermandad del Vía Crucis ha realizado un cambio histórico para acortar el recorrido prescindiendo de la Plaza, un elemento simbólico durante toda la historia de la cofradía


Miento si no digo que aún se me ponen los pelos como escarpias cuando recuerdo cómo el banzo se despegaba del hombro para alzar a Nuestro Padre Jesús del Vía Crucis en la Plaza Mayor. Reconozco sentir aún los nervios cuando el paso se paraba en el arco de Poeta Iglesias para iniciar con La Saeta la entrada en el ágora y los acordes se fundían con Caminando va por tientos. Cuando la mano del hermano se apoya sobre la tuya viviendo ese momento. Cuando entras en la Plaza Mayor. Como hermano de la Hermandad del Vía Crucis, reconozco que la decisión de salir del ágora no tiene que haber sido sencilla si cada uno ha vivido ese sentimiento como hermano de carga o de fila.

Sin embargo, la decisión tomada por la hermandad que preside Raúl Alejo de prescindir de la Plaza Mayor tiene, a mi juicio, un doble objetivo. El primero: recortar dos horas el recorrido en uno de los itinerarios más largos de la Semana Santa salmantina. La entrada en San Juan de Mata este año ha sido más allá de la una de la madrugada, después de siete horas en la calle. El horario previsto con el cambio y teniendo en cuenta que la cofradía aún tendrá que esperar a que se inaugure el nuevo hospital (2019-2020), siendo optimistas, para pasar por Filiberto Villalobos pasaría a ser en torno a las 23:00 horas.

El segundo objetivo  tiene que ver con la madurez de la cofradía. Para una cofradía naciente y de barrio llegar a la Plaza Mayor suponía conectar a San Bernardo con la Plaza Mayor. Extender el vía crucis al centro de la ciudad. En la actualidad, ha perdido sentido. El ágora supone el lugar de mayor bullicio en la tarde del Jueves Santo donde rara vez se escuchaban los rezos cuando se pronunciaba la estación correspondiente y las oraciones. Los hermanos más veteranos recordarán la soledad en la mañana del Jueves Santo cuando la entrada puntual a las 09:00 horas tan solo era aplaudida por una decena de extranjeros que había madrugado para hacer la ruta turística. En el ámbito de la madurez y el sentido común también se enmarca la concentración de las estaciones en el Hospital de la Santísima Trinidad y el adelanto de la entrada al ámbito sanitario. Poco sentido tenía entrar cerca de las once de la noche a la Santísima Trinidad cuando rara vez alguien que está hospitalizado está despierto a esas horas. El adelanto horario recupera el sentido y hace que el mensaje y las oraciones sean un apoyo real para las personas que están pasando un momento complicado. Una mano tendida real.

Prescindir de la Plaza Mayor debe haber sido una solución difícil, pero ha contado con el respaldo de los hermanos en la asamblea y verá por primera vez la calle Cervantes en su recorrido procesional sin perder el ascenso por la calle más procesional de Salamanca. Compañía. Bendita Compañía.


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