lunes, 11 de diciembre de 2017

Del pregón y el pregonero

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José Fernando Santos Barrueco

El sacerdote Manuel Muíños, pregonero de la Semana Santa de Salamanca de 2018

11 de diciembre de 2017

El pasado 15 de noviembre, el presidente de la Junta de Semana Santa dio a conocer públicamente el nombre de quién pronunciará el pregón que marcará el inicio de nuestra próxima celebración, el sacerdote Manuel Muiños Amoedo. Será el pregón número 48 desde que en 1965 el entonces alcalde de la ciudad, Julio Gutiérrez Rubio, pronunciara el primer pregón anunciador de nuestra Semana de Pasión. Un acto que dejó de celebrarse durante el periodo 1979-83 por la crisis que afectó a la misma, y en 1988, por fallecimiento del pregonero anunciado.

Nunca "llueve a gusto de todos" cuando alguien tiene que tomar una decisión sobre elecciones de esta naturaleza o de otras muchas facetas que nos rodean; sin ir más lejos, y sin salir del anuncio de nuestra Semana Santa, la elección del correspondiente cartel.

Nuestro pregón ha conocido sacerdotes, entre ellos dos obispos, y personalidades del mundo de la política, la universidad y las letras. En contadas ocasiones, los pregoneros tenían vinculación directa con las cofradías y hermandades, aspecto que para una gran parte de ese "mundo cofrade" debería ser una condición a cumplir. En mi opinión, el hecho de pertenecer a ese entorno o tener una relevancia o responsabilidad en la política o en las áreas religiosa o socio-cultural no deben ser las cualidades a buscar en su elección. Para anunciar de viva voz una celebración como la que nos aplica, yo destacaría tres condiciones: capacidad de preparar un texto con el esquema y la calidad narrativa que lo haga entendible y mantenga la atención y el interés del público al que se dirige. Además, y tratándose del anuncio de los Misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor y de unas celebraciones con hondas raíces en la religiosidad popular, darle a ese texto un marcado sentimiento religioso y unas referencias a las tradiciones del pueblo, que busquen conmover o emocionar. Y por último, la capacidad para interpretar (más que leer) su narración con soltura, sin "dormir a la concurrencia". En función de las características y conocimientos del pregonero, su pregón podrá tener tintes más o menos bíblicos, históricos, costumbristas o literarios (líricos o no), sin que por ello se dejasen de cumplir aquellos aspectos. Reunidos los mismos, es obvio que la mayor popularidad o relevancia social del pregonero suscitará mayor o menor interés por su pregón, sin que ello pueda suponer que sea ni mejor ni peor que otros. Lo que sí debe exigirse es que el pregonero tenga un suficiente conocimiento semanasantero, no siendo de recibo que alguien elegido por su estatus social leyera un pregón preparado por otros.

No conozco mucho a Manuel Muiños, pero lo poco que sé me lleva a pensar que reúne todas las cualidades (en este caso, me atrevería a decir "alicientes") para pronunciar un magnífico pregón: desparpajo, verbo fácil y experiencia como colaborador de artículos periodísticos. Una buena voz y una acrisolada práctica para dirigirse al público. Si a esto unimos su conocimiento de "la materia" como sacerdote con amplia actividad pastoral en el mundo rural, en contacto con la religiosidad popular, tendremos todos los ingredientes para elaborar un magnífico pregón.

Pero en Manuel Muiños se dan otras connotaciones. Comprometido con los más necesitados ejerce una intensa y reconocida labor social (galardonado hace tan solo unos días con el "Premio Valores Constitucionales", que concede la Delegación del Gobierno en Castilla y León, por esa labor social en pro de la libertad, justicia e igualdad). Patrono fundador y presidente de Proyecto Hombre en Salamanca, es el responsable de medios de comunicación de esta Fundación a nivel nacional. Desde la misma ha participado en diversas actividades junto al mundo cofrade. Conocedor en vivo y en directo de los calvarios de la droga, donde más puede humillarse la dignidad humana, alienta y anima la redención de esa Vía Dolorosa para resucitar a una vida nueva. Sin haber tenido trato con él, su compromiso con el Evangelio de esa "Iglesia en salida" que nos pide el Papa Francisco y su experiencia en la comunicación social me llevan a esperar un pregón que no va a dejar indiferente a nadie y va a poner la carne de gallina a muchos de los que harán profesión pública de su fe por nuestras calles, durante la celebración que el pregonero anunciará.


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