viernes, 27 de abril de 2018

La niña que gateaba entre las palmas

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Ángel Benito

La hoy hermana mayor del Vía Crucis, aún un bebé en brazos de sus padres, junto a su hermano, ataviada con su hábito 

27 de abril de 2018

Alicia García toma las riendas de la Hermandad del Vía Crucis en la apuesta más joven de los últimos años en la Semana Santa. Solo tiene 20 años

Cuando tan solo tenía seis meses entró a formar parte de la Hermandad del Vía Crucis. La de su padre, Goyo, su madre, Charo, y su hermano, Alberto. Su familia. También, en parte, la mía. Los tres que salen en la fotografía junto a ella. Una familia cofrade. De las de toda la vida. Alicia no es nueva en la Semana Santa. Gateaba entre las palmas el Domingo de Ramos; jugaba entre las antiguas trompetas la madrugada del Jueves Santo cuando Nuestro Padre Jesús del Vía Crucis abría el día del amor fraterno, mientras que su padre portaba sobre los hombros a un Cristo que por aquel entonces no llevaba la firma de ningún autor, pero que aprendió a querer con el amor de niña. El que le enseñaron sus padres. Creció y comenzó a corretear. A portar el cirio. A ser anónima. A coger el relevo de su padre bajo los banzos delanteros. Y ahora como la hermana mayor más joven de la Semana Santa.

Si no me equivoco, es el antecedente más joven que recuerdo en la Semana Santa de Salamanca. Se me viene a la cabeza Álvaro Gómez, que accedió al cargo en Jesús Despojado con 24 años en vísperas de su primera salida procesional, o Jesús López, que con 26 años tomó las riendas de la Cofradía de la Vera Cruz en 2004 con la difícil tarea de celebrar los actos por el V Centenario, que aún a día de hoy deberían ser un modelo a seguir por parte de las cofradías por su impacto y trascendencia. También Alejandro Martín Encinas asumió el relevo generacional en la Hermandad del Amor y la Paz con 28 años en los ejemplos más cercanos que recuerdo. Nada que se acerque a los 20 años de Alicia, salvo si nos remontamos a la vecina ciudad de Zamora donde el fundador de la Hermandad del Espíritu Santo encaró este reto con tan solo 15 años. No me atrevo a decir que sea el ejemplo más joven de las hermandades españolas, pero al menos sí que lo sitúa como una excepción. Al igual que su condición de mujer. En la Semana Santa salmantina hay contados casos. Ana Torrecilla, como hermana mayor de la Congregación de Jesús Rescatado, y Mabel Martín y Ana Iglesias, en el caso de la Hermandad del Silencio, siguen siendo aún hoy en día contadas excepciones. El peso de las mujeres en la Semana Santa debe ser cada vez más valiente. No conozco ningún estatuto de Salamanca que lo impida, por lo tanto espero que la decisión de Alicia también anime a más a dar el paso.

Alicia García accede al cargo de hermana mayor tras dos años como vicehermana mayor donde ha podido aprender de la gestión de Raúl Alejo, que finalmente tuvo que abandonar la dirección de la cofradía por motivos personales y dejando detrás un muy buen trabajo. Tras su dimisión no he escuchado ninguna crítica, algo que reconozco que es impensable en este mundo nuestro de la Semana Santa. Por delante, Alicia tiene varios retos inmediatos que afrontar que es necesario intentar no dilatar. Mi consejo es que preste atención a los que intenten ayudarla sin ser dependiente de los asesores externos. Que se apoye en su junta de gobierno para cada decisión. Que olvide los cotilleos de salón y preste especial importancia a lo esencial. Que mantenga la actividad recuperada durante estos dos años. Que recupere a los hermanos que perdimos. La calle Peña de Francia estaba llena de medallas que no estaban en el interior del cortejo procesional. Si hace falta, vayamos puerta por puerta a preguntarles por qué la tarde del Jueves Santo se murieron sus nervios por ponerse el hábito. Llamemos a la puerta de los Trinitarios y pidámosles más implicación. Es fundamental recuperar hermanos de cirio en la cofradía. Sin luz, no hay procesión. Fortalezcamos los puntos fuertes y minimicemos los débiles. Busquemos apoyos en todos lados. Hagamos que el espíritu de confraternización de los hermanos de carga sea el de toda la cofradía. Aprovecha tu juventud y olvida los chismes. Aunque suene paradójico, redescubre la esencia sin romper y rompiendo a la vez. Y que la madurez del cargo no le haga olvidar aquella niña que gateaba entre las palmas un soleado Domingo de Ramos, la misma que con seis meses entró a formar parte del Vía Crucis.


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