Jesús Sánchez Santos, en primer término, en una foto del archivo de su hermandad, en compañía del hoy cardenal Cañizares |
23 de mayo de 2018
Se nos fue Jesús Sánchez Santos y la Semana Santa abulense se queda sin uno de sus imprescindibles. Había recorrido más de media España, haciendo acto de presencia en infinidad de congresos y encuentros cofrades, presumiendo de Ávila, entregando su tarjeta y su amistad, repartiendo sonrisas y mostrando sin pretenderlo la bonhomía natural que siempre le caracterizó. Así era él, Jesús, Chuchi en su tierra.
Su recuerdo quedará siempre vinculado a la recuperación de la Semana Santa de Ávila, reducida a mínimos en los años ochenta del pasado siglo, de interés turístico internacional desde 2014. Él formó parte de ese grupo que luchó por recuperar y ampliar, desde la Archicofradía de Jesús de Medinaceli y la propia Junta de Semana Santa de la ciudad amurallada. Hizo su trabajo y se retiró, con la sensación del deber cumplido, sin esperar reconocimientos ni homenajes. Y disfrutó de la vida en la segunda juventud que le llegó tras la temprana jubilación, emprendiendo unas cuantas investigaciones sobre las cofradías de su entorno. Hasta que se fue, como había vivido, con sencillez y discreción.
La noticia nos llegó por su inseparable Antonio Bonet, más hermano que amigo, con quien compartió unas cuantas empresas en pro de la difusión del fenómeno cofrade a nivel nacional. La revista Pasos de Arte y Cultura fue sin duda la más importante. En septiembre, el Simposium Arte, Cultura y Patrimonio, que se celebrará en Santo Tomás de Ávila, le rendirá homenaje póstumo. No en vano, él había puesto los cimientos para que pudiera organizarse en la ciudad del Rey y los caballeros.
Su incesante actividad como cofrade le trajo en numerosas ocasiones a Salamanca. Estuvo en los dos grandes eventos, el encuentro de 1989 y el congreso de 2002, pasó por la tertulia cofrade y escribió en su revista, mantenía estrechos vínculos de amistad con la generación de congregantes que en los 80 y 90 dirigieron la Congregación de Jesús Rescatado de Salamanca y el Jesús Nazareno de Peñaranda de Bracamonte, porque controlaba como pocos el censo nacional de las cofradías de Medinaceli al ser uno de los impulsores de sus encuentros.
Su pérdida se siente de verdad, porque con su partida la Semana Santa de Ávila se queda sin uno de sus referentes. Quienes le conocimos y quisimos sentimos ahora que esta ciudad hermana ya no es lo mismo sin él. El Divino Redentor, redimido en su advocación trinitaria, le ha llamado antes de lo que pensábamos y solo nos queda decir, evocando a Gabriel y Galán, el poeta del terruño cuando la vida se le puso triste: "¡Dios lo ha querido así! ¡Bendito sea!".
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