Momento del paso del Santísimo Sacramento junto al altar instalado en San Sebastián | Foto: Hdad. de Jesús Despojado |
13 de junio de 2018
Perdón por ser cofrade. Pido pública y humildemente perdón por ser cofrade. Pido perdón por vivir mi fe en el seno de una cofradía. No sabía que fuera pecado, aun así pido perdón. Pido perdón en nombre de mi padre, de mi abuelo y de mi bisabuelo, que también eran cofrades y me trasmitieron la fe con esta peculiaridad, quizá estaban equivocados y yo también. Por todo ello pido perdón.
Pido perdón por trasmitir esta tradición a mis hijos, que pensé que era buena, o al menos no mala.
Pido perdón por salir a la calle cada Semana Santa a dar público testimonio de fe. Quizá es mejor quedarse en las iglesias. Pido perdón por dedicar parte de mi tiempo a las cofradías, como cofrade de a pie, como responsable, como representante, como miembro de la Iglesia diocesana, como cristiano comprometido.
Pido perdón por haber planteado ahora hace seis años una serie de iniciativas en relación a las cofradías entre las que se incluía mejorar y dignificar la celebración del Corpus Christi. Siento de verdad haberos molestado, quizá es mejor que todo se quede como está: en el más absoluto desierto.
Pido perdón en nombre de todos y cada uno de los cofrades, y de todos y cada uno de sus defectos o pecados, que sin duda los tenemos, como todas las estructuras de nuestra querida diócesis. Deberíamos mirar más lo positivo que lo negativo y apostar por la unidad que falta nos hace en esta ciudad de "bandos" que nunca descansa.
Pido perdón por nuestra intromisión en la Asamblea Diocesana, no deberíamos haber alzado la voz, pero somos muchos, y nos merecemos ser tenidos en cuenta.
Pido perdón por pedir, pero pido y pido insistentemente una verdadera "pastoral cofrade" que tanta falta nos hace. Nosotros solos no podemos ponerla en marcha; otros no sé muy bien si no quieren, no saben, no se atreven o desconocen tanto este mundo que prefieren obviar todo lo que venga de él.
Pido perdón por trabajar por las cofradías y por la diócesis, estando a disposición de lo que me pida mi obispo, y lo seguiré haciendo aunque tenga que seguir pidiendo perdón.
Pido perdón por ser cofrade, y seguiré pidiendo perdón, porque nunca dejaré de serlo.
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