viernes, 7 de diciembre de 2018

Pregón. 2019. Un dietario (1)

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Abraham Coco


Fotografía: Pablo de la Peña

05 de diciembre de 2018

"Delante de mí hay un camino que no sé a dónde va,
por lo mismo que no lo sé, quisiera poderlo andar"
Rosalía de Castro

He sido designado pregonero de la Semana Santa de Salamanca de 2019. Es una frase que todavía balbuceo. Aprendo aún a pronunciarla mientras recuerdo una entrevista al insigne periodista y poeta de raíz charra Ángel María de Pablos. "El grueso del pregón lo tengo escrito desde hace quince años…", declaraba. Dos décadas atrás le comunicaron que sería el próximo pregonero de la Semana Santa de Valladolid… pero eso no ocurrió hasta este 2018, a punto de sus bodas de brillantes, cuando desempolvó y actualizó las viejas ideas guardadas desde entonces. Yo, con mis 31, apenas podría fantasear con ello.

La noticia se hizo pública por San Andrés quien, como narra el Evangelio, dejó al instante las redes para seguir a Jesús y ser uno de los suyos. Anunciarle a él, en nombre de todos los cofrades de la ciudad, en la antesala de la Pascua, al anochecer el 9 de abril en el teatro Liceo, es la encomienda. Se pregona, primera acepción, porque conviene que todos los sepan. Se pregona, segunda, con elogio para incitar a participar en ella.

Así que en este inicio del Adviento, echo las redes desde mi barquita de bajura para buscar las palabras que nos predispongan. El nombramiento ha coincidido, casualidad absoluta, con el inicio del año litúrgico. Espera y preparación. La primera vela de mi corona ya alumbra el camino, que se abre también con este dietario mensual.

La incertidumbre de las semanas previas, de los días previos, de las horas previas, de los minutos previos se disipó por la ola de afectos que recibí después de que José Adrián Cornejo, presidente de la Junta de Semana Santa, vocalizara mi nombre. Él decidió concederme un privilegio que ojalá sepa corresponder, pues agradecerlo lo suficiente será imposible. A todos les he dicho que con todos cuento. Y no es un cumplido, sino una necesidad. La de sentirse cerca de todos para entre ellos poder buscar la noticia.

Desde ese viernes, 30 de noviembre, se han sucedido las expectativas, mayores cuanto mayor es la amistad de quien las expresa; los buenos deseos, los generosos augurios, los prudentes consejos... Incluso los ofrecimientos de imágenes. Pregonado de afectos, uno tiene la tentación constante de reservar la siguiente línea que iba a escribir. ¿Y si…?

Así que vuelvo a Ángel María de Pablos, en Hacia la luz, el poemario que pronunció en 2007 ante el Cristo de la Agonía Redentora, que en esto los salmantinos tuvimos el tino de anticiparnos a sus paisanos: "Tenía sed y, al presentirte muerto, / vi que se hacía fuente tu escultura / para darme a beber el agua pura / del pozo milagroso de tu huerto".


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