El Cristo del Amor y de la Paz emboca la calle Libreros | Foto: JMFC |
07 de octubre de 2019
Cuando estamos a punto de descubrir las fotografías que aspirarán a convertirse en el cartel que anuncie la Semana Santa de Salamanca del año 2020, me invade el extraño y misterioso deseo de que el jurado, aunque sea por despiste, elija por fin una buena postal. Una postal que nos devuelva a aquellos años en los que prevalecía el monumento como signo de identidad, para que los cofrades salmantinos disfruten del incomparable (ya salió la palabreja) tesoro de piedras que viste esta ciudad única y exclusiva. Y es que una postal sería un buen guiño a los departamentos turísticos oficiales, que con tanto empeño velan por el gremio hostelero que proporciona el curre, según dicen los representantes de la cosa política ciudadana.
Además, un cartel de ese estilo puede tener multitud de partidarios y no como la cartelería de los últimos tiempos, que solo alaban, parece ser, cuatro cofrades.
Da igual que se repita el lugar, la imagen y el entorno. Lo que tiene que trascender es que se vea el monumento y la talla de turno para complementar la escena que nos embelese la memoria.
Pero el caso es que la suerte bendice este tiempo, haciendo posible que la Junta de la Semana Santa salmantina cuente con jurados serios, que con plena libertad elijen, para un cartel, la mejor foto de cuantas se presentan. Y he de reconocer que casi siempre han dado en la diana que pintan los mismos fotógrafos de siempre, es decir los que, contándose con los dedos de una mano, manejan el arte fotográfico con seriedad y solvencia.
El problema para que se cumpla mi deseo repentino de postales, es que de momento, como digo, estos jurados han dado en el clavo (por muchas controversias que muevan la masa del pan). Una y otra vez, los carteles de Salamanca sirven como referencia en las movidas semanasanteras regionales, donde nuestra semana pasional destaca, recibiendo elogios por sus acertadas publicaciones carteleras.
Es curioso, muy curioso leer los juicios críticos que ha vertido el jurado que falló hace unos días el II Concurso de Fotografía de Semana Santa de Castilla y León.
Por cierto, ese gran amigo y fotógrafo que es Manuel López Martín, autor, hace no muchos años, de un gran cartel de la Semana Santa salmantina, ha vuelto a ser reconocido con el segundo premio de ese certamen que ha convocado a los mejores fotógrafos de la tierra.
Pero abundando más en esa elección del jurado, sería bueno que viésemos las fotografías galardonadas de la citada convocatoria, para descubrir otro asunto polémico que a veces se aviva con cierta predisposición, al comprobar las imágenes o cofradías elegidas para nuestros carteles. Y es que según se afirma, la Hermandad del Cristo del Amor y de la Paz, junto a alguna otra cofradía charra, mantiene un coto de preferencias a la hora de elegir su marcha penitencial como referencia de los carteles tan criticados. Lo de menos es valorar esa estética apasionante que condiciona, realza y complementa un entramado atractivo inigualable que capta la atención de los fotógrafos.
Lo curioso es que son tres instantáneas de los hermanos del Cristo arrabaleño salmantino las que le han premiado a Manuel López, a la vez que el resto de reconocimientos se le han adjudicado a fotos que dejan constancia de procesiones similares en la estética a la de la Hermandad salmantina. ¿No será que algo tiene el agua cuando la bendicen?
Claro que esas fotografías no son para un cartel y que las que se están eligiendo últimamente aquí para tal cuestión, más que mostrar, insinúan y, más que dejar ver, nos proponen suponer…
Esperaremos que cuando visionemos las fotos que aspiran a convertirse en el cartel del próximo año, haya más de diez interesantes y que el jurado imparta con justicia lo que crea conveniente, pues los ruidos y la controversia nunca alimentaron a través de la historia lo que al final prevalece cuando hablamos de arte.
0 comments: