22-03-2021
La Semana Santa se enfrenta con la incongruencia que hemos vivido toda la pandemia: se restringen los actos al interior de los templos cuando han sido el lugar que más se ha limitado por el riesgo de contagios.
En unos días Salamanca afrontará una Semana Santa diferente, de nuevo sin procesiones. Es algo indiscutible que resulta inviable controlar el itinerario completo de una procesión, ya no solo por los cofrades en sí, sino las posibles multitudes que podrían concentrarse por poner un ejemplo la mañana del Domingo de Ramos. No hay discusión: procesiones fuera. Pero donde sí veo aristas es en el planteamiento de la Junta de Castilla y León de que todos los actos se restrinjan al interior de los templos. En una enfermedad de la que todos estamos aprendiendo día a día y en la que la única certeza se cae al día siguiente, los interiores implican más riesgos que los exteriores. Hasta ahí parecen estar todos los expertos de acuerdo.
Las últimas decisiones de las autoridades sanitarias han ido dirigidas por este camino: cerrar los centros comerciales y gimnasios, el interior de los bares y limitar los aforos de las iglesias a un máximo de veinticinco personas, independientemente del aforo. Es decir del millar que pueden entrar en la Catedral, solo dejaban entrar los mismos que en una iglesia como la de Cristo Rey. Si tenemos en cuenta esto, parece bastante incongruente que se limite todo al interior de las iglesias. ¿No resultaría más lógico que los actos principales de las hermandades quedasen restringidos en lugares exteriores a un número limitado de personas y que se garantizase la distancia de seguridad y el uso de mascarilla de los asistentes? No estoy hablando de una utopía. Por poner un ejemplo, el Ayuntamiento ha regulado así muchas de las actividades culturales que se han realizado en el exterior sin que se hayan producido aglomeraciones y problemas de orden público.
Valladolid, esa Semana Santa que a veces se mira por encima del hombro desde Salamanca, está siendo la capital que más se está moviendo en ese sentido, a pesar de los problemas que desde las autoridades sanitarias se están poniendo para cada iniciativa. En la capital del Tormes, mientras, se está haciendo todo de una manera más callada y las iniciativas que van por este sentido aún no tienen una respuesta de la administración. A cinco días de que todo empiece. Las cofradías pueden hacer cosas, pero por el momento, no se están observando los movimientos originales que se solicitaban.
Por último, un lamento. Las redes sociales se llenaban de cofrades y católicos salmantinos protestando por los aforos de los templos. A la vista de los actos de la Cuaresma, en algunos la restricción de veinticinco parece ahora incluso excesiva.
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