miércoles, 15 de diciembre de 2021

Pon una marcha en tu vida

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 Paco Gómez

Momento de "epifanía" de Karra Elejalde al son de " A la gloria"
15-12-2021

 

¡Oh, suene de continuo,
Salinas, vuestro son en mis oídos!
(Fray Luis de León)

Si algo saben los viejos del oficio es que, en televisión, cualquier cosa con una música va mejor. Aunque en la mayoría de los casos se trate de ver, si el oído acompaña todo acaba por fluir más y mejor.

Ahora le ponemos una musiquita, ya verás. Decía Mariano, dueño y señor de la cabina de montaje 2 de aquella vieja Televisión Salamanca, mientras aguardabas qué clase de magia era capaz de hacer con un texto que habías leído con inseguridad inevitable sobre las imágenes grabadas por algún compañero.

Que sí, tranquilo, con música todo se ve mejor, insistía ante mis reticencias.

A lo largo de los años, he tenido tiempo de comprobar cuánta razón había en esas palabras, sabias a fuerza de recorrer los entresijos del mundo audiovisual cuando todavía era casi un trabajo artesano. Hoy, cuando la tecnología ha hecho irreconocibles en la forma algunas de las rutinas de esta faena en la que seguimos, gran parte del fondo continúa igual: con música todo va mejor y, por sorprendente que pueda parecer, cuando está bien escogida la música religiosa sirve para obtener resultados de sorpresa, credibilidad o emoción garantizados casi al cien por cien.

Al oído experto no le cuesta demasiado trabajo localizar en los mensajes publicitarios notas de autoría de los grandes maestros (un terreno en el que quizá el «Aleluya» del Mesías de Haendel sea totalmente imbatible) a veces con una presencia nítida (retadora a menudo) y otras más o menos camuflada.

Curiosamente, estos días muchos semanasanteros se han sobresaltado en el sillón de su casa al contemplar cómo uno de los anuncios más típicos de cada Navidad ha decidido recurrir a una reconocible marcha procesional para resaltar los momentos claves del relato.

Seguramente a estas alturas todo el mundo se haya dado cuenta ya, pero por si acaso. Tenemos esta vez al bueno de Karra Elejalde (al que uno siempre ya imagina de alguna manera caracterizado de Unamuno y reflexionando en alguna pausa del rodaje, absorto, ante el Cristo de la Humildad de Fernando Mayoral) progresivamente abrumado por los muchos males que nos asolan: pandemias, terremotos, factura de la luz… hasta decidir no volver a salir de casa. Vivir sin vivir.

En un momento dado, y justamente frente a la televisión, sucede la transformación y lo que se nos ha aparecido como una vaga intuición durante los momentos más oscuros del spot, se vuelve clara revelación cuando se hace la luz: el anuncio es en realidad una procesión y pasa de los momentos de penuria al brillo al son de una marcha, concretamente A la gloria, de Miguel Ángel Font.

Una partitura que también ha sonado por las calles de Salamanca en más de una ocasión durante la Semana Santa y que nos evidencia lo que importa una buena música cuando nos la jugamos de verdad.

No me digan que no es curioso el mundo, cuando a veces la publicidad –para vendernos un jamón o un fiambre de pavo, qué se le va a hacer– deja de lado los complejos que vamos permitiendo que nos sepulten. Y ya decía Fray Luis que, a menudo, cuando nos encontramos con la música divina, «el alma, que en olvido está sumida / torna a cobrar el tino».

Ojalá vayamos camino del reencuentro con todo lo que une y nos hace vibrar. Que cada uno elija su música.


 

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