lunes, 19 de junio de 2023

El día de la Semana Santa

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Lira Félix Baz

Fotograma de la película 'El día de la marmota'


19-06-2023


Hace treinta años se proyectó en todos los cines una comedia que ya forma parte del pensamiento colectivo, donde la expresión ‘Día de la marmota’ puede referirse a una situación que se repite una y otra vez. Me refiero a Groadhog Day, interpretada por Bill Murray y Andie MacDowell.

Algo así ocurre con las procesiones de Semana Santa, no solo se pueden ver por las calles capitalinas la semana de La Pasión. Los pasos, tambores, el olor a incienso o a cera derretida en las calles se puede sentir, con mucha frecuencia, durante los meses previos y posteriores a los que marca el calendario eclesiástico para ver pasos con crucificados o madres dolientes por nuestras calles.  

Contaré una anécdota verídica. Un niño de cinco años vio una procesión por primera vez. La madre del pequeño no estaba muy segura, porque quizá, sintiera miedo al ver las imágenes de un Cristo sufriente. Nada más lejos. Todo lo que vio, lo fue trasladando al mundo que conocía, logrando así otorgar un valor objetivo a lo que ocurría delante de sus ojos.

Al ver el paso, ni se inmutó. Lo miró con curiosidad, lo mismo que hacía cuando iba al parque y veía a los niños mayores jugar con la pelota o al pilla-pilla. Solo requirió la atención de su madre cuando vio a una persona que llevaba entre sus manos una gran cruz desnuda.

—¡Mamá, mamá, mamá! ¡Mira que grande es ese +!

Para Bruno, la cruz solo era el símbolo de la suma. Bruno estudia en un colegio laico, en cuyas aulas, al menos las que él conoce, no tienen simbología religiosa. Sus padres han decidido que no lo bautizan hasta que él no lo pida; si ha entrado en una iglesia, dudo que se haya fijado en el Cristo que preside el altar.

Volviendo a la película. El personaje que interpreta Bill Murray en la comedia es un arrogante meteorólogo que lo que dice es «palabra de Dios», sin pensar que pueda existir otra manera de sentir, pensar o conocer. Entra en el bucle de repetir una y otra vez el mismo día. Al principio comete los mismos errores, pero poco a poco decide cambiar de estrategia y al final, como buena película americana, consigue el amor de la chica.

¿Dónde quiero llegar? A que no por sacar cada dos por tres las imágenes se va a conseguir que algunos infantes no piensen que, lo que se lleva en las manos, es un signo matemático. Sin atisbar por ello la mínima falta de respeto en el pensamiento de los menores, como tampoco quiero que se entienda que la tengo yo. Venero todas y cada una de las creencias. No así la ostentación, exhibición, pompa o megalomanía.

 


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