Un jefe de paso de dispone a dar indicaciones a los cargadores | Foto: ssantasalamanca.com |
05 de octubre de 2016
En mi último escrito en este medio, publicado el pasado de 4 de julio y titulado "De opiniones, sentimientos y devociones", escribía que "cuando las opiniones se vierten sobre aspectos que afectan a sentimientos es muy fácil herir susceptibilidades". No quisiera ahora entrar en ningún tipo de polémica, ni mucho menos herir las sensibilidades de la fe, ilusión o empuje, de quienes plantean de una manera determinada distintos aspectos relativos a las procesiones, sean de la Semana Santa o no. Me referiré a los ensayos de los portadores de determinadas carrozas, que recientemente se han visto por las calles más céntricas de Salamanca en horas en las que aquellas se ven muy concurridas de público.
Me vienen a la memoria recuerdos de mi infancia, cuando se escuchaba desde el barrio de Salas Pombo los sones de la banda de la Cruz Roja, que ensayaba en los días previos a la Semana Santa junto a las tapias del antiguo campo de El Calvario, de la Unión Deportiva Salamanca. Ya sé que la comparación puede resultar ridícula. A una banda de música no se le ocurriría ensayar (si es que pudiera) en una concurrida vía pública, pero pienso que la mayoría de los ensayos de lo que más tarde puede convertirse en una manifestación pública, sea del tipo que sea, suelen hacerse en ámbitos cerrados y, cuando no es posible, en lugares apartados o sin público, donde puedan realizarse las pruebas y efectuar las oportunas correcciones con absoluta discreción y sin molestar a nadie.
Hablamos de ensayos para poner en la calle una procesión, que más tarde transcurrirá de manera reglada y autorizada, por un itinerario previamente anunciado. Para algunos, especialmente "los de dentro", una manifestación pública de su fe entroncada en las más profundas raíces de la religiosidad popular; para otros, básicamente "los de fuera", un espectáculo que se verá con distintas sensibilidades y que inspirará mayor o menor devoción, pero que, en cualquier caso, será seguido en función de la voluntad de cada uno.
Por ello, realizar ensayos con una carroza de considerables dimensiones por calles céntricas, a horas en que se encuentran llenas de terrazas y con bastante afluencia de público, me parece simplemente fuera de lugar y una desconsideración hacia toda aquélla gente. Ya sé que cada uno pasea como quiere, que no se hace daño a nadie y que no se interrumpe el tráfico. Parece que mientras uno no se meta con nadie, "todo vale".
Nos movemos entre la "discreción" y hacer las cosas "a discreción". Con respecto al primer término, el Diccionario de la lengua española lo asimila a sensatez, oportunidad, reserva y prudencia. En el caso del segundo, aparecen dos acepciones, en la segunda de las cuales se dice "al antojo o voluntad de alguien, sin tasa ni limitación".
Si además hablamos de cofradías que pueden disponer en su sede o en torno a ella de espacios suficientes para hacer los necesarios ensayos con "discreción", habría que pensar que llevar estos a las calles concurridas busca, más que el ensayo, dar el espectáculo, guste o no a quien lo contempla. Este aspecto puede verse apoyado en la actitud de determinados costaleros, y que conste que el objeto de este escrito son los ensayos y no esta modalidad de carga de los pasos, contra la que no tengo nada. Algunos con los ojos completamente tapados por el costal y otros casi (lo que dicho sea de paso, no sé si es necesario), que les obliga a levantar bastante la cabeza para atisbar lo que tienen delante. No se sabe si van a cargar, están guardando el anonimato o participan en algún juego infantil (perdón por la ironía). Por sus modos y posturas parece que estén "fardando", con lo que verdaderamente estaríamos hablando de dar el espectáculo, de hacer los ensayos "a discreción".
Nunca he estado debajo de un paso y desconozco la necesidad y profundidad de los ensayos que deben realizarse. Sea como fuere, sigo pensando que hacer las cosas con oportunidad, prudencia y sensatez son valores muy a considerar cuando se trata de asuntos de fe. Si la razón de los ensayos por esas calles fuese valorar los movimientos que, ante las dimensiones de la carroza, sea preciso realizar en determinadas curvas o estrecheces de aquellas por las que después transcurrirá la procesión, y se considerase imprescindible realizar pruebas reales en determinados puntos del itinerario, yo valoraría el hacerlas a primera hora de la mañana. En mi opinión, aquellos valores deben primar ante la más que aparente sensación de dar un espectáculo callejero. No sé si en otros lugares donde la Semana Santa "pese sobre la ciudad" será normal hacer las cosas de ese modo, pero aquí resulta chocante. Claro, que a base de martillo pilón...
"Discreción", más que "a discreción".
Usted ha repetido en varias ocasiones que no sabe si hay que ensayar, y que no sabe lo que es cargar a costal. Le cito entonces a actuar con discreción y pregunte a los responsables por qué se have asi y no de otra forma. De otra mabera lo que da a entender es que ataca a discreccion a los ensayos de costaleros y al Rosario en particular. Un saludo.
ResponderEliminarQuisiera saber una tan solo una cofradia que ensañara a espacio cerrado. Que yo sepa ninguna ya que es imposible porque el dia de la procesion no estas en un espacio cerrado con el suelo llano estas en las calles con el suelo empedrado con las calles desniveladas cuestas etc...
ResponderEliminarQue razón tiene este comentario no me imagino vísperas de semana santa todos los pasos ensayando por las calles de Salamanca seria patético menos mal que nas cofradías saben lo que tienen que hacer en fin....
ResponderEliminarQué pena me da que se califique a los ensayos como un espectáculo negativo y de alardes y se olvide el ensayo como convivencia de hermanos. Los perfectos cofrades seguro que no tenéis la unión y HERMANDAD que creamos día a día, y eso es lo importante. Destructores.
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