sábado, 21 de enero de 2017

El poder sanador de la Semana Santa

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Abraham Coco

Un hermano de carga porta un rosario en una de las procesiones de la Vera Cruz salmantina | Foto: ssantasalamanca.com

20 de enero de 2017

José Manuel Ferreira Cunquero tiene los ojos llenos de recuerdos y, con sus vibrantes descripciones, consigue que los veas con los tuyos. Pero el poeta de la Semana Santa de Salamanca, que ha cogido impulso con su pregón para hermanar a los cristianos de nuestras procesiones con los perseguidos de Tierra Santa, se equivocó el pasado lunes en su artículo "Más de lo mismo" donde relataba cómo "un susodicho" le "impartió una lección magistral sobre el poderío que ostenta el Cristo de su cofradía en cuanto a milagros se refiere". Se equivocó también necesariamente Tomás Gil, el sacerdote de la última sesión del Aula Cofrade donde compartí con Ferreira las enseñanzas sobre cómo orar ante las imágenes, donde nos refrescaron la memoria por si en algún momento de la travesía cofrade habíamos olvidado que veneración e idolatría son cosas bien distintas.

Y digo que Ferreira se ha equivocado porque de otro modo no me explico el cambio de actitud –bienvenida sea– del alcalde de Ferrol con la Semana Santa de esta ciudad gallega, construida con solo cinco cofradías que se intercalan de domingo a domingo en más de veinte desfiles para llenar de fe unas calles donde muchos, crisis del naval por medio, la perdieron hace tiempo. El poder sanador de la Semana Santa ha quedado demostrado al ver sobre el atril, en el stand de Galicia en Fitur, al regidor promocionar sus desfiles, con los que en el inicio de su mandato tropezó, cabe pensar cada vez con más claridad que por puro desconocimiento. ¡A punto estuvieron de la cacerolada frente al Ayuntamiento! Pero en el afortunado camino del ninguneo al piropeo se ha cruzado el interés económico, la cultura en forma de paquete turístico con el que intentar enseñar al mundo que esa esquina de España merece, como mínimo, una visita primaveral.

Por lo que cuentan las crónicas de quienes asistieron in situ al momento, el alcalde no se salió de su papel institucional y tampoco otro hay que exigirle. Es el alcalde, no el pregonero, ni el presidente de la Junta de Semana Santa, ni el obispo. Pero allí estaban de la mano, sobre el escenario, representantes políticos de tres partidos –la Xunta del PP, el Ayuntamiento de Ferrol de Ferrol en Común (integrado por miembros de Izquierda Unida, los nacionalistas de Anova y miembros de Podemos) y el Ayuntamiento de Viveiro del PSOE, porque ambas fiestas se daban a conocer al mismo tiempo.

Así que Ferreira estaba doblemente equivocado. Porque allí, en Fitur, las tres formaciones eran capaces incluso de pactar y posar unidas ante las cámaras. A ver en qué Parlamento o Ayuntamiento, incluso en qué plenario cofradiero, has visto tú eso últimamente con tanta soltura.


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