Parroquia de Nuestra Señora de Fátima, en el barrio Garrido de Salamanca |
25 de octubre de 2017
A finales del año 1985 se planteó por un grupo de jóvenes del barrio Garrido, en Salamanca, la posibilidad de fundar una cofradía que colmara las inquietudes de numerosos jóvenes y adultos de las parroquias del barrio (principalmente las de San Mateo y Ntra. Sra. de Fátima), jóvenes y adultos que también estaban participando en diferentes cofradías de la ciudad. Delataban que podían aportar esta iniciativa a un barrio entonces en plena efervescencia juvenil con centenares de niños y jóvenes participando en las parroquias del barrio.
Con estas inquietudes se planteó a los sacerdotes de la parroquia de San Mateo (entonces D. Santos y D. Segundo) tal proyecto, muy embrionario y necesitado de mucha maduración y de apoyos personales y materiales. Para ello se contó con ideas de los entonces responsables de otras cofradías y de la Semana Santa de Salamanca, algunos vinculados al mismo barrio, con especial ayuda y apoyo del entonces presidente de la Junta Permanente de Semana Santa, Daniel Herrero, o de Miguel Hernández Rubio o Félix González junto con otras personas del ámbito de la Semana Santa, personas que individual e institucionalmente alentaron y animaron este proyecto. La iniciativa implicaría fundar una cofradía y establecer un desfile procesional en o desde ese popular barrio. Acabada la Semana Santa de 1986 se produjeron varias reuniones para lograr plasmar esta iniciativa. A la vez se animó a dar cauce a este proyecto por medio de un programa de compromiso caritativo.
De otra parte, pequeños apoyos económicos fueron llegando igualmente, pues se organizaron algunas actividades como la representación de la obra Jesucristo Superstar (representada por algunos de los propios animadores de esta iniciativa) o también alguna rifa o sorteo, destinándose los fondos finalmente a Cáritas parroquial.
El contexto del barrio en esa época era de mucha dinámica de actividades, apenas había instituciones o grupos organizados que pudieran dar cauce a iniciativas de diversos tipos. En el ámbito religioso se percibía la ausencia de la religiosidad popular como elemento integrado e integrador en las parroquias del barrio, lo cual se mostró como una losa a este tipo de iniciativas, y muchos de quienes mostraban su ilusión ante esta posibilidad continuaron participando en las cofradías de Semana Santa de Salamanca, que se nutrieron y se nutren del aprendizaje y la dedicación en experiencias como la que ahora recordamos. Pero esta iniciativa que hemos relatado no fue una más, sino que tuvo entidad y relevancia propias, con apoyos decididos y que resultó un proyecto de Semana Santa que estuvo en marcha como tal.
En el fondo estos recuerdos, vividos según cada persona y cada grupo, están reclamando una recapitulación que haga que formen parte también de la historia de la Semana Santa, pues no en vano, como decimos, son la raíz de la que salieron numerosos cofrades.
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