La Virgen de las Lágrimas pasa frente a la placa con la conocida alusión de Cervantes a Salamanca | Foto: Heliodoro Ordás |
25 de febrero de 2019
Hace un año, cuando me nombraron director de Onda Cero Salamanca, tenía claro que me esperaba una grandísima tierra. Una ciudad cosmopolita, moderna y acogedora. Un referente mundial del saber, con sus dos magníficas universidades.
Los que amamos la Semana Santa, vemos en ella la semana más importante del año, e intentamos, de una u otra manera, buscarla allá donde estemos, porque es nuestro salvavidas, nuestro balón de oxígeno.
Para los que vivimos la Semana Santa intensamente, todo gira en torno a ella. No importa si estás en León, en Granada o en Salamanca, el sentimiento y la manera de vivirla es la misma. Y da igual el lugar donde residas y desfiles, porque la Pasión, por mucho que nos hagan creer en falsos provincianismos, es universal, y todos los que la llevamos dentro estamos compartimos un mismo patrón. Ese molde es el que hace que nos reunamos en tertulia todo el año, que pongamos marchas de cornetas y tambores en verano, y que elijamos trabajar en Nochebuena o Nochevieja, para tener libre el Domingo de Ramos o el Viernes Santo.
Esa misma premisa es la que hace que cada año aparezcan de nuevo los nervios como si fuera el primer año, que vuelvan los recuerdos de la niñez y de los que tristemente ya no están.
Por eso, cuando me nombraron director de la emisora en Salamanca estaba tranquilo, fundamentalmente porque en Salamanca hay Semana Santa y muy buena, así que rápidamente me moví en busca de contactos, como medida proteccionista, como antídoto.
En menos dos meses llegará el tiempo feliz y entrañable. Diez días y diez noches en los que la Gloria bajará a la ciudad. El tiempo justo para que de nuevo se abran las puertas que llevan un año cerradas. Muchas serán las maneras de vivirla: austeridad frente a grandes bordados, tradición frente a modernidad, silencio frente a aplausos… todas tan distintas, pero igual de auténticas (a su manera), y todas tan necesarias. Un reflejo de lo que somos.
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