Si en
una suerte de ucronía semanasantera saliera san José en un desfile de Pasión
tendría que hacerlo, necesariamente, en una «procesión del silencio». No se le
atribuye una sola palabra en los evangelios. Es un hombre justo y callado, que
se entrega a la voluntad de Dios que le es revelada mediante sueños, y custodia
ejemplarmente a Jesús como esposo de María. Cuando se han cumplido ciento
cincuenta años de su proclamación como patrono de la Iglesia universal (lo hizo
el beato papa Pío IX el día de la Inmaculada de 1870) el papa Francisco le ha
dedicado la carta apostólica Patris corde y ha convocado en su honor un año jubilar que estamos celebrando.
Muchas
son las cofradías fundadas bajo el título de San José y una buena manera de
acercarnos a ellas nos la brinda el estudio del agustino Fco. Javier Campos: Cofradías de San José en el Mundo Hispánico.
El autor, en sus reflexiones finales de este interesante compendio, opina que «dentro
del mundo de las cofradías, las de San José representan un microcosmos del
universo de las hermandades, y lo representan porque en él se recogen todas las
variedades tipológicas con su diversidad de modelos. Las hay netamente
josefinas, donde la figura del Patriarca Señor San José y su culto es asunto
determinante en el origen y fin de las mismas; por el contrario, hay otras
donde la advocación a San José es un mero accidente en el sentido de que haber
elegido a este santo, es por su categoría de santidad, pero sin ningún otro
matiz josefino. Entre ambos extremos nos encontramos con un número de cofradías
con mayor o menor vinculación a la figura de San José por razón de su relación
laboral tradicional (carpintero), y/o por su misión sagrada en la Historia de
la Salvación (padre putativo del Hijo de Dios), que para los promotores era
razón suficiente».
De
entre esas cofradías josefinas alguna ha terminado por salir también en Semana
Santa. Por ejemplo, las de Huesca y Barbastro, ambas corporaciones vinculadas
al gremio de la carpintería. Desde mediados del siglo XX acompañan sendos pasos
de la Entrada triunfal de Jesús en
Jerusalén. Tampoco falta san José como cotitular en cofradías
penitenciales, algunas tan célebres como la de Jesús Nazareno de Sahagún de
Campos, una de las más significativas de la región leonesa. En este caso se
celebraba especialmente la antigua fiesta del Patrocinio, el miércoles de la
segunda semana de Pascua. El papa san Juan XXIII decidió en 1961 integrar esta
conmemoración en la fecha tradicional del 19 de marzo, quedando para la Pascua,
concretamente el 1 de mayo, la fiesta de san José Artesano u Obrero instituida
en 1955 por su predecesor, el venerable papa Pío XII.
Esta
fecha coincidente con el Día del Trabajo es precisamente la aprovechada para
desfilar por la Cofradía de San José del barrio homónimo en la ciudad de
Salamanca, erigida por monseñor Carlos López Hernández el 25 de noviembre de
2003. Desde septiembre de 2012 también es titular de la cofradía Nuestra Señora
de los Dolores, a la que está dedicada la parroquia donde se halla establecida.
Su imagen fue incorporada también a la procesión del 1 de mayo. La del santo lo
representa con los atributos laborales del taller del ebanista, identificado
con un barrio humilde y trabajador. Sin embargo, la procesión de San José tiene
antecedentes en Salamanca. Jesús Málaga en su recopilatorio La vida cotidiana en la Salamanca del siglo
XX. 1898-1923. recoge una noticia de 1904: «El 19 de marzo se celebró la
procesión de San José organizada por el hospicio. Mucha animación en la misma,
especialmente a su paso por el Campo de San Francisco. Después de terminar el
acto religioso se organizaba un paseo desde la capilla del hospicio, hoy
Colegio Maestro Ávila, de donde salía la imagen del Patriarca, hasta el cercano
jardín de San Francisco».
Podría
darse cuenta aquí de diversas e interesantes procesiones de San José, pero
quizá un dato menos conocido es que existen tres imágenes del esposo de María
que han sido coronadas canónicamente en España. La del santuario de San José de
la Montaña, en Barcelona, sucedió el 17 de abril de 1921. El robo de la presea
durante el saqueo de 1936 dio lugar a una «recoronación» a modo de desagravio
en 1942, cuando la joya fue recuperada. La imagen del Monasterio de San José de
Ávila, primera fundación teresiana, fue coronada el 24 de agosto de 1963,
durante los actos del IVº centenario de la reforma del Carmelo emprendida por santa
Teresa de Jesús.
Por último, el 31 de octubre de 2020, y con motivo del presente sesquicentenario del patrocinio, el obispo de Cádiz y Ceuta colocó la corona al san José de esa parroquia gaditana y también al Niño Jesús. Monseñor Zornoza felicitó a los promotores: «La comunidad parroquial de San José, a través de los momentos de oración, las catequesis, los esfuerzos de evangelización y la caridad, ha puesto en marcha una verdadera misión que os dispone interiormente para esta coronación, que ha de expresar la fuerza de su patrocinio. Los acontecimientos penosos de la pandemia que estamos sufriendo nos animan hoy, aún más, a buscar la protección de san José». Sirven las palabras de su homilía en la celebración como invitación para acentuar en este año jubilar la devoción al santo patrono de la Iglesia: «El primer mérito de san José es haber creído. San José es un modelo de oración para nosotros, es un alma contemplativa que escucha continuamente a Dios. San José lo dulcifica todo y nos enseña a amar a la Iglesia. Nos enseña cómo ser hombres de Dios con toda normalidad. Fue un hombre para Dios, que supo acoger lo divino y responder con obediencia y generosidad. Todas estas virtudes son su verdadera corona, la más preciosa joya que le adorna, porque son los laureles de la victoria de Cristo en nosotros».
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