miércoles, 5 de mayo de 2021

#HayQueVolverALaBulla

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Pedro Martín

Multitudinaria salida de la Hermandad del Silencio en Pizarrales | Foto: Pablo de la Peña

05-05-2021

Desde hace unas semanas circula por las redes sociales el hashtag #HayQueVolverALaBulla. Ya sé que esto de los eslóganes y trendintopics de las redes sociales es algo muy relativo, pero me lleva a reflexionar sobre lo que queremos en el futuro para nuestra Semana Santa.

No digo yo que esto de la Semana Santa interior no sea algo bueno. Creo que no soy sospechoso de recelar de cultos, celebraciones, oraciones o adoraciones.

Pero me falta algo, me falta lo diferencial, me falta lo nuestro, lo propio, lo genuino de las cofradías. Me faltan las procesiones. Y me faltan tal y como las conocemos, o conocíamos. Con sus nazarenos en la calle, con sus pasos, llevados como siempre se han llevado, cada uno a su manera, con su música, con sus devotos, con su público, con todos los avíos que le dan a esta nuestra forma de celebrar la fe públicamente en la calle su propia idiosincrasia. Si no es así, no sería lo mismo, no me gustan los sucedáneos. Y sí, por qué no, con su bulla, para el que le guste, para el que lo disfrute, para el que le agobie, si hay bulla, hay vida cofrade. Y eso será una buena noticia.

Otra cosa bien distinta es que queramos y que nos dejen, dos premisas que no tengo claro se vayan a producir.

¿Nos van a dejar? La ley desde luego nos ampara, pero parece que hay dirigentes empeñados en impedir toda expresión pública de religiosidad popular, toda expresión de fe en la calle, que sin duda controlan mejor dentro de los templos, amparados en absurdas restricciones de salud pública. Y la pandemia les ha dado la excusa perfecta. ¿Alguien duda a estas alturas que el mejor sitio para reunirnos es al aire libre? Pues sigue sorprendiéndome la suspensión de cultos y actos que se podrían celebrar con total seguridad y distancia al aire libre y nos indican, las autoridades, que mejor «en interiores». ¿No será que se está abonando el terreno, para el día de mañana, en el que expresar tu fe en la calle sea mal visto e incluso se considere una agresión al resto de la sociedad? Poned las barbas a remojar, que esto ya pasa en varios países de Europa.

¿Vamos a querer? Tampoco lo tengo claro. Parece que nos sentimos cómodos en esta situación, me atrevería a decir que a más de uno le viene bien que no haya «cofradías en la calle». Todo más tranquilo, menos líos. Pero es que las cofradías tienen unos fines principales y uno de ellos es el culto público a las imágenes. Es lo que nos diferencia de otros movimientos o asociaciones de fieles. ¿Vamos a renunciar a ello? ¿Nos vamos a rendir? ¿Vamos a permitir que después de tantos siglos de historia y vida cofrade nos digan políticos o clérigos como vivir nuestra fe? No podemos olvidar que las cofradías son, en muchos casos, el único cordón umbilical de muchos hermanos con la iglesia y que la piedad popular es una forma de vivir la fe tan válida como cualquier otra. Y es nuestra responsabilidad.

Espero y deseo que más pronto que tarde volvamos a disfrutar de las procesiones en la calle, con todo su esplendor y también, por qué no, con todos sus inconvenientes. Insisto, será señal de vida cofrade y de la tan ansiada «normalidad».

Hermanos, de una u otra manera, cada uno con sus usos y costumbres, #HayQueVolverALaBulla. Cualquier otra cosa será eso, otra cosa, pero no será lo que tiene que ser.

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