Antonio Matilla da el primer golpe de llamador el Viernes de
Dolores| Foto Pablo de la Peña08-04-2022
Yo creo que a esta sí, que salimos. Después de
tres años, salimos. Si el tiempo no lo impide, salimos.
El primer toque de martillo, como es
tradicional en la puerta de la capilla del Campo de San Francisco, se lo
daremos al bicho, para que se vaya de una vez y nos deje vivir nuestras
tradiciones y nuestra fe en la calle como nos gusta. El segundo, será en el
cementerio, con el corazón encogido y la oración por todos los que se nos han
ido en estos años de tinieblas. El tercero, de estreno, en la «catedral» de San Esteban, que
bien podría serlo, pero no lo es por mucho que se empeñe alguna influencer, como
se dice ahora. Que se cumpla con el deseo de muchos, y de muchos años, de tener
una Santa Cena en Salamanca y también que acerquemos a los hermanos a la
Eucaristía, verdadera presencia de Jesús en nuestras vidas. El cuarto, de
Humildad, de persecución de hermanos, de guerras infinitas en Tierra Santa, de
oración universal de los conventos franciscanos de clausura.
Y ya, Domingo de Ramos, se desbordan los golpes
de llamador, martillo o campana, y nos llaman a todos los cofrades, a todos, a
ti también, no te quedes en casa, estás a tiempo, saca tu hábito del armario,
ese que hace tanto que no te pones, vístelo, acompaña a tu hermandad, acompaña
a Jesús y a María por las calles para manifestarle tu amor y da testimonio
público de fe, que es a lo que salimos.
Sé que tienes dudas, quizá incluso miedo,
desgana, apatía, comodidad. Piensa en aquel o aquellos que te llevaron a este
bendito mundo, a esta bendita locura que es vivir y querer la Semana Santa. Hazlo
por ellos, se lo debemos. Tus padres o abuelos, aquel amigo que te llevó a la
cofradía, aquellos tiempos difíciles que no queremos volver a vivir y que está
en nuestra mano revertir.
Si tienes niños, más si son pequeños, no dejes
de acercarlos a descubrir la Semana Santa. Muchos de ellos no han vivido una
procesión, o no la recuerdan por su corta edad en el último año que salimos. No
podemos amar y querer lo que no conocemos. Enséñaselo, cuéntaselo, explícaselo,
ayúdale a que lo descubra. Si tenemos una generación de niños que no participen
de la Semana Santa, estaremos cavando nuestra propia tumba.
Y pasarán lunes, martes, miércoles, jueves,
viernes y sábado con multitud de toques de martillo, campana o llamador, de
filas de hermanos y de esfuerzos de hermanos de paso, hasta que lleguemos a la
mañana del domingo de Pascua, y celebremos en Anaya el encuentro de la Madre
con su hijo resucitado, y de vuelta a la capilla de campo de San Francisco,
donde todo empieza y todo acaba, se dará el último toque de martillo, donde
todo vuelve de nuevo a comenzar, con los corazones llenos de la alegría por
haber celebrado a nuestra manera la pasión, muerte y resurrección de Nuestro
Señor Jesucristo.
Yo creo que salimos. ¿Te lo vas a perder? ¡A la
calle hermanos!
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