jueves, 29 de septiembre de 2022

¿Dices que eres cofrade?

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 Roberto Haro

El Flagelado de L. S. Carmona | Foto: Roberto Haro

 29-09-2022

Durante los más de cinco siglos conocidos de historia de nuestras hermandades, muchos han sido los momentos de auge y esplendor de las diferentes cofradías, hermandades, congregaciones y asociaciones aparecidas y que desarrollan su actividad alrededor de este acontecimiento social que sobrepasa en muchos aspectos los límites de la fiesta para implicarse de una manera real y profunda en el ámbito vivencial de nuestra ciudad y comarca.

Por eso, la expresión «vivir la Semana Santa», oída muchas veces y aplicada normalmente a la mayoría de los cofrades, es literalmente exacta. Refleja comportamientos que pueden llegar a comprometer la existencia de la persona misma, ya que viven por ello y para ello. No pueden concebir que la Semana Santa no exista, dicho con más claridad, que no salgan sus imágenes y procesiones a la calle.

A esos cofrades les mueven los valores que orientan un sentido muy concreto de comprender la realidad, sin adivinar una esperanza más allá de ella. Y es que, en cuestiones de fe, nos adentramos en algo muy personal, donde cada uno tendrá su propia y única interpretación.

Mucho tiene que ver, por lo tanto, la presencia y actitud de los cofrades en las hermandades con la conciencia de formar parte de una asociación que realiza sus actividades en comunidad, viviendo la misma fe, las mismas normas y costumbres. Pero no se queda aquí, necesita una continua formación y reciclaje, como se dice ahora. Hay que estar continuamente aprendiendo para llegar a ser cofrade. Sí, eso que muchos dicen conocer tras las diferentes formaciones realizadas a lo largo de los años que, con buena intención, organiza la coordinadora de cofradías, pero que luego nunca ponen en práctica al finalizar los cursos. Así, el buen cofrade:

- Guarda y sabe guardar silencio en medio de la algarabía callejera.

- Conoce el valor del aplauso, por eso lo prodiga poco y en su justa medida.

- Conoce el valor del silencio y por eso lo practica.

- No ensucia las calles, porque sabe qué significa salir descalzo.

- No participa en el Vía Crucis de su hermandad con vaqueros y camiseta.

- Conoce el uso de los símbolos de la cofradía y, como tales, los respeta con decoro.

- Asiste a los cultos de su hermandad durante todo el año.

- Sabe echar una mano a su hermandad en los días de trabajo más intenso.

- Enseña al que no sabe, sin arrogancia.

- Tiene una Virgen más guapa que la de los demás, pero lo calla.

- Tiene una Cristo más esbelto que la de los demás, pero lo calla.

- Conoce el valor de la oración en la fila y guarda compostura.

- Es ejemplo para los demás con su sola presencia.

- Sabe que los protagonistas son «los que van arriba» y no «los que van debajo», ni tampoco «el que va delante o detrás».

- Si el cofrade es nazareno, es anónimo desde que sale hasta que entra en su casa.

- Si el cofrade es penitente, es doblemente anónimo.

- Si toca en una banda, sabe qué significa ir detrás de un paso.

- Si tiene un cargo en la junta directiva, lo ejerce, no lo ostenta.

- Sabe a qué se va a un traslado.

- Conoce el valor de la vestimenta en Viernes Santo.

- Sirve a la comunidad, no participa para ser servido.

- Sabe que no hay pasión y muerte sin resurrección.

- Es congruente, por ello cumple con su fe cristiana.

- Y tú, ¿eres cofrade o dices que lo eres?




 

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